Poemas de Gilberto Peña

A continuación, una colaboración del mencionado autor, quien accedió a dar a conocer una parte de su trabajo literario.

Te espero

Te espero en los linderos donde el aire es un suspiro,

en los recuerdos de la memoria rota,

te espero sin tiempo y si momento

aunque no llegue tu beso a mi boca

En las tardes grises

en los rincones perdidos,

en los lugares de siempre

y en el lugar donde tu voz toca mis oídos

En donde los demás

no entienden porque te espero,

como último recurso a la soledad

porque ni aun con ella muero

En mi primavera,

en mi verano y en parte del otoño bello,

te espero aunque sin muchos recursos en la memoria

que tu cara, tu risa y el moño de tu cabello

Sin romanticismos

¡Como estoico en el vendaval!

aunque digan que el amor y la edad

son dos cosas que entre más viejas, van mal

Sin grandes cuentos

sin grandes filosofías

te espero con todo el amor

que siempre te he tenido desde mis lozanías

Para decirte adiós

Para decirte adiós

voy a necesitar

tal vez algunos días,

tal vez unas pocas primaveras,

algo de los rostros que conocías

y algunas cosas que me quedan

Para decirte adiós

y no mezclarlo en lo que siento

me queda aún de la luna el reflejo,

los rostros que has dejado en el espejo

y que el tiempo las va borrando lento

Para decirte adiós

pero decir adiós sin abandonos,

decir adiós en serio y sin miramientos

decirlo sin enconos

y no ocuparte en mis pensamientos

Para decirte adiós

sin que sea uno a destiempo,

que se lleve todo y no deje nada

que borre tus recuerdos en la almohada

y de este amor que siento

Para decirte este adiós

decírmelo en lo profundo fuerte,

y correr en esta suerte

espera un poco amor

espera tal vez,

tal vez a que me llegue la muerte

Voy por ti

Voy por ti

como por tus días,

por tus horas de luz y espantos,

por tus alegrías,

y por el temblor de tus llantos

Como por la casa de tus risas,

por tus ojos cerrados en calma

como el sabor de tu beso en la boca

como la quietud del sueño de tu alma

Como el viento por el monte

como la luna en el río,

como la luz en el aire

como en la noche el frío

Con la sangre agolpada en el pecho,

con la pubertad concupiscente,

voy buscando a tientas

tu voz, tu cuerpo, tu lecho

Como por tu falda

que se arrebola cuando caminas,

como por tus muslos suaves

como por tus dolores y espinas

Como ciego sin luz ni sombra,

sin guía, sin descanso, sin calma

siguiendo los impulsos del cuerpo

de la razón y del alma