Desde el 23 de abril puede contemplarse en una de las capillas del claustro de la Catedral de Barcelona una escultura gigante atribuida a Salvador Dalí. San Jorge y el dragón es el título de esta obra de bronce, de casi cuatro metros de altura, donación de Juan-Javier Bofill i Pellicer, gran maestre del Estamento de Caballeros Nobles del Principado de Catalunya.
Pese a que la escultura lleva ya tres semanas a la vista del público, no fue sino hasta el 11 de mayo cuando el arzobispado de Barcelona lo comunicó. “La noticia nos ha sorprendido porque hace tiempo ya alertamos al arzobispado de las dudas sobre este tipo de esculturas y sobre la actuación pública del donante”, afirmaron fuentes de la Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueres tras enterarse. “Lo que podemos decir es que no es una obra de Dalí, en todo caso será una ampliación de una escultura que en su día se hizo a partir de una figura en cera realizada por el artista o será una reproducción o será otra cosa”, aseguraron esas mismas fuentes. Y demás añaden que la fundación interpuso una demanda contra Juan-Javier Bofill y su empresa Faber Gòtic.
Asimismo le condenaba por competencia desleal en el 2012 y le imponía una indemnización de 200.000 euros, que según la fundación no ha pagado al declararse insolvente.
Hace unos meses se anunció la apertura de un museo Dalí en Toledo, en la sede del antiguo edificio de la Cámara de Comercio. Pronto se supo que se trataba de la colección de esculturas, litografías y fotos de Bofill, que tras la sentencia de Barcelona y la finalización del contrato de alquiler que tiene en el Cercle Artístic estaba dispuesto a trasladar su colección a Toledo.
La fundación advirtió rápidamente al ayuntamiento de Toledo que no podía utilizar la marca Dalí, que está registrada, y que no podían exponerse las obras como si fueran del artista sin antes comprobar su autenticidad. El museo debía inaugurarse precisamente ayer pero las obras de acondicionamiento han obligado a retrasar la fecha.