Este jueves 8 de mayo, un nuevo papa fue elegido en la Capilla Sixtina, y siempre que hay una elección papal, una de las primeras curiosidades que surgen es el nombre que adoptará.¿Por qué cambian de nombre al empezar su pontificado? Esta tradición, que ha perdurado durante siglos, no solo marca el inicio de su trabajo como sumo pontífice, sino que también ofrece pistas sobre las intenciones y el enfoque pastoral del nuevo líder de la Iglesia católica.
Tal el caso del papa Francisco, quien al optar por su nombre, marcó su compromiso con una nueva misión al servicio de la Iglesia y sus fieles, así como su conexión con los más pobres. Pero ¿por qué los papas cambian su nombre al asumir el cargo? ¿Es una obligación o una elección personal? ¿Qué significado tiene el nombre elegido y cómo influye en su papado?
De acuerdo con Ucatholic, la adopción de un nuevo nombre por parte del papa es una tradición que simboliza un renacimiento espiritual y un compromiso renovado con su misión pastoral. Al igual que en la Biblia, donde figuras como Abram se convierten en Abraham o Saulo en Pablo, el cambio de nombre representa una transformación profunda y un nuevo propósito en la vida del elegido.
Esta costumbre comenzó en el año 533 con el papa Juan II; su nombre de nacimiento era Mercurius, en honor del dios romano Mercurio. Considerando inapropiado llevar el nombre de una deidad pagana como líder de la Iglesia cristiana, decidió adoptar el nombre de Juan II. Aunque no fue una práctica inmediata entre sus sucesores, con el tiempo se convirtió en una tradición establecida.
Es importante destacar que no existe una norma canónica que obligue al papa a cambiar su nombre. Sin embargo, desde el siglo X, la mayoría de los pontífices han optado por adoptar un nuevo nombre al asumir el cargo. La última excepción fue el papa Marcelo II en 1555, quien mantuvo su nombre de nacimiento durante su pontificado.