Con una playera de tirantes de Peso Pluma y con el sonido de unas violas acompañadas de un par de contrabajos y el sonido envolvente de la batería Post Malone salió al escenario en lo que fue su primera vez en México, abriendo con la canción “Better now”, que interpretó brincando de un lado a otro, entre fuegos artificiales y lanza llamas que salían desde la tarima.

El público respondió a su aparición igualmente brincando para hacer comunión con el neoyorkino, para hacer que se sintiera como en casa, pero el gesto eufórico no fue suficiente para sus seguidores, que apenas en su segunda canción ya le habían aventado todo tipo de obsequios, que Posty, como suelen llamarle levantó de la tarima, para presumirlos uno por uno.

Entre los regalos hubo un collar con forma de girasol, otro con la bandera de México, una, después dos, y hasta tres banderas tricolor todas se las colgó en el cuerpo, junto a un sombrero charro que decidió usar como los colguijes y las pulseras que le habían lanzado. Y no podía faltar el doctor Simi, que con trazos un plumón permanente simuló los tatuajes que Malone lleva hasta en los pómulos.

“Psycho”, fue la canción que, como su título menciona, comenzó a desatar la intensidad y agresividad del cantante, no solo por su forma de interpretar las canciones, sino por la manera que tiene para moverse en el escenario, dando giros sobre sí mismo, brincando, dando patadas al aire, y acercándose mucho, muchísimo a su público.

En ocasiones se desgarró la garganta, como si en vez de pop o trap, cantara en algunos coros como si fuera death metal, con guturales similares a un grunt que desgarra hasta los oídos de los fanáticos, que respondían igualmente con gritos y aplausos a la entrega del norteamericano.