Presentan el libro Botana chiapaneca
Al autor le tomó dos años armar el exhaustivo libro, con la colaboración de propietarios de negocios. Diana Ramírez/CP

Jorge Alejandro Sánchez Flores contó con la compañía de Adolfo Ruiseñor y Josué Sánchez cuando presentó su libro Botana chiapaneca, la tarde del miércoles 11 de octubre en el Museo del Café.

En entrevista con el autor, comentó que hizo este trabajo a partir de múltiples archivos de su hemeroteca personal, así como de otros que buscó, a fin de que la obra presentada fuera más completa.

Comenta que también se dio a la tarea de visitar a los dueños de negocios actuales, quienes dispuestos compartir su historia (no así sus recetas, que son secretas), participaron de una o de otra forma en la conformación de la obra.

Algunos de los negocios que visitó Sánchez Flores en Tuxtla Gutiérrez fueron La Garrapata, Las Américas, La Casa de Ladrillo, Los Mangos y La Tía Mechita, los cuales dan cuenta de historia y tradición gastronómica, cada uno con platillos únicos que los hacen distinguirse, pues muchos de estos solo se sirven ahí o simplemente saben mejor de la mano de sus cocineras.

Pero la investigación no se limita a los botaneros de Tuxtla, pues en el libro también figura La Oaxaqueña, ubicada en San Cristóbal de las Casas y que data de la década de 1940 del siglo pasado, y la cual sigue abierta al público

Ahí preparan las botanas de manera artesanal y su fama es tal que “si vas a San Cristóbal y no probaste las botanas de La Oaxaqueña, entonces no fuiste a San Cristóbal”, afirma el autor del libro. De igual manera, se mencionan varios lugares de la vecina Chiapa de Corzo.

“Hay gente a la que le gusta la copa, pero otros van por la botana, solo se toman dos o tres cervezas, lo que llegan a hacer es a comer. De cierta manera es como la prostitución, que existe desde hace miles de años pero casi no se registra. Ya con los egipcios, en tiempos bíblicos y en la Roma de los emperadores, bebían, hacían fiestas”, comentó Jorge Alejandro Sánchez.

Pero también hay para otros gustos. Los Mangos y La Tía Mechita son solo dos ejemplos de lugares familiares a donde puede acudirse incluso con niños, y espacios donde hasta puede encontrarse área de fumadores.

En total se recopilan 12 centros botaneros, cuyos dueños colaboraron activamente con el autor, quien refiere que fue hace dos años cuando el Consejo para las Culturas y las Artes (Coneculta) lo invitó a escribir este libro que ahora ve la luz, el cual ya se encuentra disponibles en librerías de la capital, con un tiraje de mil ejemplares.