Como parte de las primeras actividades de la Feria del Libro Humanidades 2019, en el auditorio Gil Tovilla de la Universidad Autónoma de Chiapas, se llevó a cabo la presentación del libro La muerte no es todavía una fiesta (cantos de resurrección), editado por Segunda Vuelta.
Mirtha Luz Pérez Robledo, autora del poemario, dijo que escribió este libro como parte del proceso de duelo que aún padece tras haber perdido a su hija Nadia Dominique Vera Pérez, en el multihomicidio perpetrado en la colonia Narvarte el 31 de julio del 2015.
En la intervención, la poeta explicó que este es un libro que no debió ser escrito, debido al dolor que hay detrás de él. Asimismo, agradeció el “gesto de amor” de Francisco Zúñiga y Victoria Saenz, creadores de la editorial Segunda Vuelta, al publicar este libro.
“El proceso de duelo en el que siempre estoy, y no termina sino hasta que quien lo padece muere también, sino que se resigna cada vez que el pensamiento se vuelve patológico y alimenta esta angustia cuando la violencia sufrida por el ser querido se une a la violencia institucional y la indiferencia de las mismas instituciones. La neurosis de angustia que se queda en el cuerpo y en la mente de quien padece una tragedia de perder a un ser querido remueve las tripas pero también la imaginación que nos moviliza hacia el arte e invita a la transfiguración de la poesía”, mencionó la poeta, quien compartió algunos de los poemas que integran este libro.
Añadió que en medio de este proceso doliente ha ido teniendo conciencia para sentirse acompañada de tantas personas solidarias que lo han apoyado, entre ellos Daniel Castillo, a quien conoció a través de elaboración de un mural en el que el artista pintó el rostro de su hija Nadia, y posteriormente ilustró la portada del libro en cuestión.
Por su parte, Socorro Trejo Sirvent dijo que Mirtha Luz Pérez tiene un poesía de gran riqueza verbal y emocional, que explora la transformación del lenguaje cotidiano para llevarnos a senderos insospechados. “Una poesía que nos aproxima a su realidad y que nos hace gravitar en su órbita”, destacó.
Finalmente, sostuvo que este es un libro honesto y conmovedor que encarna momentos dolorosos pero que encierra una ternura que se desborda del corazón de su autor, desde sus primeras palabras, cuando Mirtha retrata a su hija Nadia, a quien describe como vivaz, inteligente y risueña.