La galería Proyectos Monclova arranca su 20º aniversario con dos exposiciones que comparten el tema de la memoria: “La sombra de la montaña tiene tatuajes”, del artista Noé Martínez, quien aborda el pasado colonial, y “Desde nuestra propia altura”, del colectivo Tercerunquinto.
En la primera, Noé Martínez presenta un conjunto de pinturas, piezas de cerámica y esculturas de cristal donde plasma el pasado de sus familiares, viaje que aborda el pasado colonial y la esclavitud en México. A partir de dos preguntas: ¿dónde están las historias que no forman parte de la gran historia oficial del Estado-Nación? y ¿qué pasa con una cultura, con un pueblo que no tiene un museo, que no tiene un archivo, que no se ha fotografiado, que no tiene un libro de historia?, el artista busca contar y preservar esta historia no documentada en otros formatos, donde muchas veces el cuerpo es el protagonista.
“Creo que vale la pena ampliar lo que pensamos como memoria, lo que pensamos como historia, lo que pensamos como archivo, que son conceptos totalmente occidentales. Entonces viene al caso pensar en otras formas de escritura, de transmisión de memoria, tradición oral, textiles, técnicas artesanales o más dichas artesanales, que más bien son técnicas artísticas que están en el margen de la historia occidental y del arte, formas rituales, formas de cocinar alimentos, formas de caminar los territorios, ahí hay otra forma de historia, y es una historia que tiene que ver con experiencia y no necesariamente con conceptos cerrados. En ese sentido, el cuerpo se vuelve un contenedor de esa historia o de esa memoria”, explicó el artista en entrevista.
Para Martínez, el cuerpo se vuelve un contenedor de memoria, por ejemplo, a través de los genes está escrita la historia de padecimiento médicos de generaciones, mientras que considera que en los sueños se presentan las visiones de nuestros antepasados. “Es habitar una biblioteca de alguna manera”, una que asegura es muy frágil y por eso trabaja la cerámica como una metáfora del cuerpo.
Tercerunquinto
En la exhibición “Desde nuestra propia altura”, los arquitectos Rolando Flores y Gabriel Cázares que conforman Tercerunquinto parten de escombros de edificios derrumbados por terremotos o demoliciones, con el fin de producir piezas que hagan memoria a los edificios afectados en terremotos de la Ciudad de México, como el de 2017 y el de 1985, que este año se cumplen 40 años. “La modernidad en la Ciudad de México se vive de una manera brutal. Las cosas que se van perdiendo, esos residuos de la ciudad nos interesan como una especie de evidencia, en el sentido como probatoria de que algo está sucediendo, como memoria de qué es lo que se va dejando atrás. La ruina o el escombro son una resistencia de algo que casi pierde su rastro en una línea histórica”, explicaron los dos artistas.
En la exposición se presentan tres series de obra: “Terrazos”, que representan en forma de planos arquitectónicos las ubicaciones de edificios que ya no existen; “Anagramas”, un conjunto de frases en metal que crea “una especie de poesía concreta” y el mural Efeméride, compuesto por materiales rescatados y dispuesto como un mapa celeste que marca los terremotos que han sacudido a la ciudad. Esto está complementado con una mesa de trabajo, con bocetos y notas que ilustran el proceso detrás de la creación de la muestra.