¿Qué pasa con la Residencia Soledad Orozco?
Hasta el momento el presidente de la República no ha dado información respecto a este espacio. Cortesía

A poco más de 80 días del inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, todavía no se informa acerca de la existencia de la ostentosa Residencia Soledad Orozco, en la cual se encuentran obras de arte y muebles de lujo.

En contraste con el Complejo Cultural de Los Pinos, donde quedaron muy pocos objetos de valor, en la casona que se ubica en La Herradura, en lo que fuera el rancho del ex presidente Manuel Ávila Camacho, en Huixquilucan, estado de México, y que pertenece a la Presidencia de la República, se tienen inventariados más de mil 300 obras de arte y objetos de difícil reposición, entre adornos de porcelana, candiles de cristal cortado de Baccarat, esculturas de mármol, tapices franceses, decenas de muebles de caoba estilo Luis XV, así como una colección de fusiles de los años 40 con el escudo nacional.

En las paredes de la mansión cuelga, por ejemplo, un autorretrato de José Clemente Orozco, de 1940, con un valor de inventario de 6 millones 310 mil 240 pesos; un retrato de Simón Bolívar hecho por David Alfaro Siqueiros, también en los años 40, cotizado en casi 4 millones de pesos, y al menos tres óleos del pintor novohispano Miguel Cabrera, valuados en un millón 350 mil pesos cada uno.

El lugar está cerrado al público y, de acuerdo con datos obtenidos por La Jornada en la Plataforma Nacional de Transparencia, no existen registros de que durante el sexenio pasado esa propiedad se haya usado para reuniones de trabajo, oficinas o comidas oficiales, ni siquiera como hospedaje para invitados especiales u otras funciones propias de la Presidencia de la República, como ordena un acuerdo de donación publicado el 18 de julio de 2017.

Sin embargo, el mantenimiento del inmueble costó casi 300 millones de pesos del erario durante la administración de Enrique Peña Nieto. Con la implementación de los portales de transparencia, la Residencia Soledad Orozco ha sido uno de los inmuebles federales que más curiosidad ha provocado a la ciudadanía y a la prensa, pero ha sido poca la información que ha fluido, sobre todo con referencia al uso que se le da.

Durante la administración de Felipe Calderón se censuró, por ejemplo, el avalúo de las 61 pinturas que ahí se encuentran e incluso se omitió el nombre oficial del lugar, llamándolo simplemente casa de visita de presidentes de otros países.

No obstante la confidencialidad, vecinos de la zona y comentarios en redes sociales afirman que la mansión de Huixquilican ha servido, al menos la reciente década, para realizar costosas fiestas y reuniones privadas de los presidentes en turno y sus allegados.