Rebeca Segura, apasionada por la pintura

Hoy les presentamos a una artista de vocación, Rebeca Segura Rahme, veracruzana apasionada por la pintura, que a sus 42 años ha logrado transmitir una variedad de sentimientos e ideas a través de su pincel.

Con los estilos expresionismo abstracto, art informale y arte matérico, ha llegado a posicionarse en importantes y concurridas exposiciones de diferentes ciudades dentro y fuera del país, incluyendo Ciudad de México, San Diego, Nueva York, Miami, Berlín, además de tener muchas invitaciones este año para exhibiciones en Buenos Aires, Barcelona, Venecia, Viena, París, así como en el marco del Festival de Cannes.

Antes de dedicarse de lleno a la pintura, Rebeca ejerció su profesión, Diseño Gráfico. Sin embargo, después de un largo rato en el oficio, se decantó por el arte, algo que realmente la hace sentir plena.

Como artista visual considera que todo aquello que toca el alma tiene influencia sobre los procesos creativos, y la literatura no es la excepción. “Tan es así, que en cada una de mis obras está impreso un poema, una frase o un simbolismo que vaya apoyando de la mano al concepto de cada una de las pinturas”, refirió.

De igual forma, aprovechó para compartirnos que uno de los libros que marcaron su vida a los 20 años fue Despertando al gigante interior, de la autoría de Tony Robbins.

Con una producción de más de 80 obras, considera que todas son sus favoritas, ya que “todas forman parte de mi historia; todas han sido compañeras de mis etapas, de mis emociones, y han sido escalones sanadores para mi evolución personal”.

Actualmente la magia de la naturaleza de nuestro estado, como en el caso del imponente Cañón del Sumidero, es algo que sorprende mucho a la artista, pero sin duda lo que cautivó a esta veracruzana desde el primer momento fue la gente. “La calidez y el cariño con que te abren las puertas de su vida no tienen precio”, señala.

Espontánea y divertida es la esencia de esta brillante veracruzana, quien en entrevista para el periódico habló sobre su historia, inspiraciones y técnicas de su mayor pasión, la pintura.

“Fui una niña muy introvertida y hasta cierto punto tímida, pero no por eso dejaba de soñar. Adoraba hacer libros de historietas donde dibujaba a todos los personajes que creaba, y les daba un nombre, personalizaba sus vestuarios, escribía sus pasatiempos; en fin, eran diarios de personajes surrealistas. Soñaba con ser gimnasta olímpica y pintora, ir a las Olimpiadas y exponer en los grandes museos de Nueva York y París. Desde temprana edad tomé clases. Posteriormente, en la universidad cursé el certificado en pintura al mismo tiempo que la licenciatura en Diseño Gráfico, y hasta hace 2 años emprendí el vuelo profesionalmente en el arte. El gobierno de estado de Chiapas me dio la oportunidad de exponer por primera vez en una exposición individual en el museo Hermila Domínguez en la ciudad de Comitán, y es ahí donde mágicamente comenzó la función”, destaca.

¿Cómo describiría su arte?

Me gusta experimentar con materiales, por lo tanto, entra en la clasificación de “art informale” o “arte matérico”. Me encanta hacer capas de pintura, como el duramen de un árbol, que cuenta en cada capa una vivencia, como la vida misma, dejando ver transparencias de algunas épocas que nos marcan más, y ocultando otras que pasan casi desapercibidas, pero al final tiene como resultado la cara de lo que somos.

Para usted, ¿qué es el arte?

Todo trabajo creativo que se hace desde las entrañas del ser, sana y transmuta en una alquimia que hoy llamamos arte. Y no estoy hablando solamente de la pintura, escultura, música, sino de todo aquello que el individuo hace como un siervo del amor.

¿Quiénes son sus artistas favoritos en este ámbito?

Existen muchos colegas que tienen mi admiración tanto por sus luchas y recorridos, pero hablando de obras que me mueven el alma, me fascina el arrebato de Manuel Felguérez, la fenomenal obra de la inigualable Remedios Varo y la profundidad de simbolismos de Mark Bradford.

¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?

No le llamaría inspiración, en realidad es una devota obediencia a darle voz a los deseos de mi corazón. Él es el que está a cargo, es la mente maestra de cada una de mis obras.

¿Qué es primero, la pintura o el nombre de la pintura?

En la gestación de cada obra, ellas murmuran su nombre.

¿Cuánto tiempo le dedica a un cuadro?

Los procesos creativos son caprichosos. Estoy muy interesada en involucrarme en crear obras pictóricas con conceptos, y para lograrlo se debe realizar trabajo previo de investigación de cada serie. Me apoyo en libros, cursos, investigaciones de campo, o lo que sea necesario para empaparme del tema que deseo transmitir.

Después viene la etapa de bocetaje donde hago pequeños dibujos, elijo formas y colores. Por último, culmino con la realización de las obras, cada serie me conlleva a comprometer un plazo aproximado de dos a tres meses en todo el proceso según sea el caso.

En el plano familiar, ¿qué es lo que más disfruta?

Amo arrullar a mis hijos cada noche, les cuento historias de mi niñez, a veces les toco la guitarra o simplemente platicamos de nuestro día cotidiano. Es culminar el día de una forma muy especial y hermosa a su lado.

¿Alguno de sus hijos tiene el mismo gusto que usted por la pintura?

Desde luego que tanto Isaac como Marce lo traen intrínseco en las venas. Hoy por hoy ellos piden visitar museos en otras ciudades, pero siendo observadora con sus inquietudes, creo que su camino es distinto al mío.

Aparte de la pintura ¿algo más que le apasione?

¿Reír a carcajadas cuenta?… Me fascina todo lo que me hace sentir viva.

¿Qué recomendaría a los jóvenes que quieren desempeñarse en las artes visuales?

Es importante aprender las técnicas y reglas en la escuela, sin embargo, lo que verdaderamente vale la pena es aprender a pintar con el susurro del corazón, eso hace la diferencia entre una obra decorativa y una obra de arte.

¿Cuál es su clave del éxito?

La única fórmula es hacer lo que realmente te hace feliz. El resto llega solo.