Andrés Obregón, cantautor originario de León, Guanajuato pertenece a una generación que no está del todo conforme con los géneros que dominan la escena musical.
Aunque el reguetón y el regional ocupan los primeros puestos en todas las plataformas, él apuesta por la balada y por canciones con mensaje, buscando conectar con el público de una forma más honesta y cercana.
¿Qué música es buena o mala?
Ahora Andrés Obregón, a sus 28 años, sorprende que opte por la balada en lugar de alguno de los géneros que generan más visualizaciones, fama y dinero. Pero esto tiene una poderosa razón: el mensaje que el intérprete quiere dejar a sus fans y al mundo.
Aunque afirma que lo “bueno” y lo “malo” es una interpretación personal, él busca transmitir sentimientos humanos: “Gran parte de lo que somos va relacionado con lo que consumimos. En todos los géneros musicales hay cosas buenas y cosas malas, es importante cuestionarnos qué mensaje le estamos dando al mundo, a la gente, porque sí hay cierta responsabilidad en lanzar una canción que escucharán miles de personas”, explica Alfonso.
Él acepta que no todo el peso recae en los artistas que buscan un espacio para expresarse y conectar con miles o millones de personas, pues cada uno de nosotros debemos cuestionarnos qué es lo que estamos escuchando.
Con esta reflexión y ante la situación actual del planeta, Obregón considera que es el momento perfecto para seguir cantándole al amor, pero no de manera exclusivamente romántica, ya que es un sentimiento que se puede tener por cualquier persona.
Lo especial de no ser especial
Cualquiera pensaría que los artistas tienen un don especial, algo que los hace únicos y les da la habilidad de subir a un escenario. Pero Andrés considera que esto no siempre es así y, como ejemplo, se pone a sí mismo, no de forma negativa, sino como un método para no dejarse deslumbrar por la fama. “Soy justamente una persona más a la que le rompieron el corazón y que sabe escribir canciones y valorar lo especial sin sentirme especial”, señaló.