Reina Charlotte: una historia de Bridgerton

Bridgerton, ese cuento de princesas y príncipes enamorados en el siglo XIX, conquistó al público de Netflix entre 2020 y 2022, con personajes como los hermanos Daphne y Anthony, pero también la reina Charlotte. Antes del spin-off, se sabía poco de la monarca de raza negra y temperamento firme que interpreta la actriz Golda Rosheuvel.

La productora Shonda Rhimes (Grey’s anatomy, Escandal, Inventando a Anna) quería marcar la diferencia con otras historias de la realeza (siempre con gente de tez blanca, conservadora y muy masculina) para mostrar un pasaje del Reino Unido desconocido. Los libros de Julia Quinn le sirvieron para adaptar una de las historias más conmovedoras del universo de Bridgerton, aquel en que la gobernante alemana-británica Charlote contiene a todo un reino que está a punto de derrumbarse por los problemas de salud mental de un rey.

Reina Charlotte: una historia de Bridgerton, que combina ficción con realidad, pues toma parte de la historia del matrimonio del rey Jorge III y su reina consorte Carlota de Mecklemburgo-Strelitz durante la época de la Regencia en el Reino Unido entre 1813 y 1825, cuando un problema de salud obstaculiza la capacidad del monarca para tomar decisiones políticas y, en su ausencia, un príncipe se instala como gobernante provisional.

En la serie de Netflix, la princesa Augusta (Michelle Fairley), madre del rey, toma el mando por encima de la política del príncipe regente. Junto al consejo monárquico deciden encontrar una solución y buscan una esposa para el rey Jorge III (Corey Mylchreest, joven). La duquesa alemana Charlotte (India Amarteifio, joven, y Golda Rosheuvel, adulta) es la elegida. Este cuento de la realeza empieza cuando los jóvenes contraen matrimonio y deben acomodarse en el altar, a pesar de sus opiniones contrarias a casarse sin amor, pero por deber patriótico; solo con la esperanza de ser felices para siempre.

El día de su matrimonio todo es un cuento de hadas en el que Charlotte se enamora de Jorge a primera vista y viceversa. Sin embargo, el subtexto invita a que el espectador se incline con dudas hacia la televisión. Algo sucede, algo no cuadra. Después, en el cuarto episodio, se revela la verdad del rey y su rara enfermedad en una recopilación de hechos que se presentan desde su punto de vista, a diferencia de los otros episodios relatados desde la perspectiva de Charlotte.

Lo más interesante de la serie es ver a Charlotte y el rey Jorge III odiándose y amándose por obligación y, a la vez, con honestidad. Pero también funciona en paralelo una historia de amistad entre Lady Danbury (Adjoa Andoh) y Lady Violet Bridgerton (Ruth Gemmell). En las series sobre la realeza, se ha visto poco tratamiento a los sentimientos de las mujeres adultas respecto a la vejez y el matrimonio, sea eterno o termine en divorcio, así como el estrés de estar sometidas al escrutinio social, la burla o el maltrato masculino. En la serie, Danbury y Violet están dentro de los momentos de tensión, pero marcan estos otros puntos importante en la trama.

Además de la magnífica actuación del joven británico Corey Mylchreest, que se da a conocer internacionalmente con esta serie, la locura del personaje del rey Jorge III es uno de los reflejos de la sociedad de hoy, víctima del caos y propensa a las crisis de ansiedad. Desde el pulso de sus manos y el temblor corporal hasta la convulsión de su rostro, el actor logró una de las mejores performances de la serie; ver al nuevo galán de Bridgerton interpretando la enfermedad mental de una persona —a quien además torturaron— es estremecedor y permite que el obstáculo principal del romance con Charlotte realmente se convierta una incertidumbre para el público.

Sumado a la tensión del romance, las historias paralelas de los personajes y la locura del ser humano, Queen Charlotte ofrece la mirada de una mujer de raza negra que desempeña un papel clave para salvar al reino. Sin la decisión de permanecer al lado del rey con convicción y paciencia (más allá de la belleza), parece que una mujer no sobreviviría a una sociedad como la de Bridgerton. Sin embargo, los personajes de India Amarteifio y Golda Rosheuvel marcan una mirada tan fuerte que voltean al Palacio hacia su lado. Con ello, las tramas forman una encrucijada sobre el amor, el dolor y el deber hasta el episodio final, que por su puesto lleva a las lágrimas.

La parte más débil de la historia es el villano, un doctor creado como con “un manual de maldad” que llega a atender al rey George y que no logra ser más terrorífico que el verdadero personaje oscuro de esta historia: la enfermedad del monarca. Las tribulaciones del rey conducen el drama en la historia, pero también acentúan las alegrías de la pareja real. Allí vuelven a jugar muy bien los contrastes que permite el tener dos líneas temporales. Por un lado, vemos a los jóvenes esposos celebrando el nacimiento de su primer hijo. Por otro lado, ya en el futuro, la reina está rodeada de hijos que la decepcionan.

Las líneas temporales también se usan para estrujarnos el corazón. El cierre es un gran ejemplo de ello. El romance imposible de Brimsley se anuncia comparando dos escenas y un simple paso de baile y una contraposición de planos también nos muestran que la reina conoce la felicidad en esos pocos momentos de lucidez que le da el rey. Una genialidad.