El 15 de octubre fue un día especial: la reina Isabel II retomó sus actividades oficiales tras pasar varios meses en autoaislamiento en el Castillo de Windsor, donde estuvo con su esposo, el duque de Edimburgo, y pocos empleados. La reina del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones acudió al laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa, en Porton Down, para inaugurar un centro de investigación para análisis energético.

La reina no llegó sola, sino con el príncipe William, futuro rey, quien se mantuvo siempre a buena distancia para resguardar la salud de su abuela.

El hecho de que la reina haya asistido con el príncipe William a su primer reaparición tendría un significado muy importante, pues además de manifestar su respaldo en medio de tantos escándalos desde que el príncipe Harry abandonó a la familia real, reafirma que su nieto está más que listo para ascender al trono una vez que su papá, el príncipe Carlos, se corone como rey. A menos que las reglas del juego cambien.