Réquiem por Julio Trujillo, el poeta solar

Un “bosque de tipografía como quien ingresa en un laberinto gótico”, con un “jardín de vocales”, un lugar donde se respiran “las palabras que han salido del limbo de la contingencia” y “el aire eléctrico de las conjugaciones”, son frases del poema “Invitación a David Huerta” que dejan ver cómo veía la muerte el poeta Julio Trujillo, de quien se confirmó su fallecimiento la noche del jueves pasado, luego de haber estado desaparecido durante seis días en Inglaterra.

La muerte del autor ha conmocionado a la comunidad literaria mexicana. “Sí estoy, la verdad, muy tocado, además por todas las circunstancias, por cómo se dio esta tragedia, es más doloroso”, dice el escritor Mauricio Montiel, quien conoció a Trujillo en medio del “torbellino” cultural de los años 90 en la Ciudad de México.

No se han dado más detalles sobre la causa de muerte, pero su última interacción en redes sociales fue en X y el mismo día en que desapareció; ahí escribió el verso “ya no va a dolerme el mar, porque conocí la fuente”, y un par de días antes publicó “…cuando yo muera de vida y no de tiempo…”. Esto llevó a especulaciones.

Sin embargo, sus amigos escritores recurrieron a una misma palabra para describirlo: solar.

Mensajes

“Julio siempre mantuvo esa fachada solar, luminosa. Yo creo que las sombras conviven con nosotros aunque estemos a plena luz del día y creo que Julio lo tenía claro. Como persona, como amigo, como cómplice siempre fue de carcajada fácil, la risa a flor del labio, siempre socarrón”, afirma Montiel, autor de La penumbra inconveniente.

Por su parte, el escritor Ernesto Lumbreras aseguró que con la partida de Trujillo, la comunidad literaria mexicana se queda “huérfana de una presencia solar” y de una poesía que describió como “luminosa”.

Hernán Bravo Varela, poeta, asegura que su amistad con Trujillo se sostuvo gracias a su vitalismo, bonhomía y dicharachería “que solo podían venir de un temperamento olímpico como el suyo”. Trujillo era un apasionado de los deportes, particularmente del beisbol, tema de “Parábola”, uno de los poemas que escribió sobre su hijo Santiago, así como ensayos que relacionan a la poesía con deportes como atletismo y tenis.

Sus amigos reconocen el interés del escritor por textos oscuros y existencialistas. Montiel dice que se notaba su curiosidad “por un mundo más sombrío”: “Él era un lector voraz, le interesaban ensayistas y novelistas que tendían a esas zonas sombrías de la existencia. Nadie que sea un buen escritor, como lo era Julio, puede evadir esas zonas”.

Luigi Amara, también gran amigo de Trujillo, habla sobre la época difícil por la que atravesaba el poeta, con quien hasta hace poco mantuvo comunicación. “En algún punto se volvió más profundo, más existencial. El libro ‘Jueves’, que publicó hace poco, tiene una complejidad vital, se nota que toda esa fuerza solar y la vitalidad en la sangre fue cambiando”, señaló.

“Me tocó vivir esa etapa difícil en su vida. La vida cultural en México cambió mucho en estos últimos años y creo que él se sentía fuera de lugar, apestado, ya no se sentía con esa naturalidad con la que navegó en el mundo, y eso lo llevó a un lugar sombrío. Acaba de ganar un premio en España y acaba de ser padre, y me comentó sobre la maravilla del lugar donde vivía, seguía activo, a veces me compartía lo que estaba leyendo”, añadió.