Es común que las personas dejen todo a última hora, y eso se notó poco antes de la presentación de Don Omar en el estadio Víctor Manuel Reyna de Tuxtla Gutiérrez, a donde muchos llegaron a comprar sus entradas.
El boleto era un pase para revivir una de las épocas más doradas del reguetón, cuando quizás muchos de sus fanáticos se encontraban cursando la preparatoria y escuchando al cantante en sus reproductores MP3.
Aunque el género ha evolucionado y ahora es liderado por otros exponentes, nadie niega que Don Omar es uno de los precursores de esta moda musical que se escucha en todos los rincones del mundo.
En esta ocasión, las puertas del estadio capitalino se abrieron a las 18:00 horas. Muchos acudieron con tiempo para esperar la llegada del artista. Desde días antes se había montado un gran escenario con cientos de luces y un ostentoso equipo de sonido, para entregar una velada que las generaciones millennial, Z y Alfa nunca olvidarán.
En un encuentro con los medios de comunicación, William Omar Landrón Rivera, nombre de pila del famoso, aseguró que su concierto sería un regreso a ese reguetón de antaño, aquel que hablaba de situaciones de pareja, de infidelidades y del amor por las personas.
La noche comenzó con “Dale Don”, lo que causó la euforia de los asistentes, que no se cansaron de corear cada una de los temas. El cantante salió vistiendo unos jeans y un saco negro con peluche en el cuello, para después cambiar su atuendo hasta en tres ocasiones.
Con celular en mano y con la mente sumida en recuerdos, el público escuchó en vivo canciones como “Ayer la vi”, “Dile”, “Ojitos chiquitos”, “Bandolero”, “Salió el sol”, Taboo”, “Ella y yo”, entre otras.
Fue de esa manera como el astro puertorriqueño deslumbró a miles de personas, brindando un espectáculo lleno de energía y nostalgia, con el ritmo característico que marcó a varias generaciones.
El concierto fue un derroche de luces, fuegos artificiales y una entrega total de parte de el llamado “rey del reguetón”.