Ritmo Peligroso celebra 40 años

Cuando irrumpió Ritmo Peligroso en el mundo de la música el rock estaba literalmente prohibido. Su vocalista, Piro Pendás, recuerda que entre finales de los 70 y mediados de los 80 tocaron en salones de baile, se colgaron de la luz del poste e hicieron del ruido una trinchera contra la censura y el machismo. “Si no salías a tocar a esos lugares, te quedabas tocando para tu abuelita”, explica entre risas Piro, líder de la banda.

La agrupación fue pionera del punk en México y, cuando nadie apostaba por las fusiones, comenzó a mezclar el sonido crudo de las guitarras con tambores afrolatinos, las congas y los bongós.

“Empezamos como una banda punk en inglés, influenciados por The Clash y Sex Pistols. Pero al crecer, nos cuestionamos nuestras raíces y comenzamos a experimentar con ritmos latinos: congas, timbales, bongós. Así nació ‘Marielito’, con samba y requinto. No fue comercial, fue una búsqueda honesta de nuestro propio sonido”, cuenta el cantautor en entrevista.

La música como espejo del país

Más allá de los escenarios, Ritmo Peligroso ha sido testigo de los cambios políticos, sociales y culturales de México. En sus letras hay denuncia, pero también celebración. En sus conciertos, el baile convive con la crítica.

“Nosotros veíamos cómo desaparecían a los estudiantes en los 70, cómo se reprimían marchas, cómo censuraban la radio. Ahora vemos un país distinto, pero con nuevas formas de violencia, de desigualdad. Hay mucho por decir todavía”, afirma enfático el cantante.

Aunque hoy existen plataformas, redes sociales y espacios digitales, Piro cree que el camino para las nuevas generaciones de músicos sigue siendo cuesta arriba. “Si a nosotros, con más de 40 años de carrera, nos cuesta conseguir espacios, imagínate a los chavos que empiezan. Hay talento, ganas, pero hace falta una industria justa, y que el público valore más lo que se hace aquí”, reflexiona.

El 31 de julio en el Lunario, Piro, Avi, Mosy, Gato, Pinaca y Manny celebrarán un aniversario más del lanzamiento de su disco En la mira, y una trayectoria que ha borrado fronteras entre géneros. Su nuevo álbum, Pachanga peligrosa, sigue esa línea de fusión con canciones que reflexionan sobre medio ambiente, causas sociales y la fiesta como resistencia.

“Somos una banda que nunca se ha acomodado. Estamos en los márgenes, con orgullo. Seguimos experimentando”, señala Piro.