"A Rosario le caeríamos todas muy bien y ustedes también como público", fueron las palabras con las que Elena Poniatowska inició su presentación en el homenaje "Rosario Castellanos: mujer de palabras y miradas", que organizó la Coordinación Nacional de Literatura del Inbal, en el marco de los cien años del natalicio de la escritora (25 de mayo de 1925).
Poniatowska (Premio Cervantes 2014) se dijo honrada de participar y recordó a la autora de Balún Canán como una persona de carácter sencillo: "Ella siempre ironizaba sobre sí misma. Prefería mil veces más contar sus errores, sus pifias que contar sus aciertos y nunca habló de sí misma en serio".
El gran mérito de Rosario, continuó Elena, fue no tomarse en serio. "Creo que tenía un problema (que se hacía menos), siempre hacía énfasis en sus errores, en que guisaba mal y su Lección de cocina, que todo se le achicharraba. Siempre su actitud ante la vida fue de modestia, fue de creer que los demás tenían la razón o la solución y andaba así por la calle, por la vida, buscando alguien a quien regalarle esa flor que ella tenía o ese poema que ella tenía o ese cariño que le salía de dentro o esa admiración", destacó.
"Me acuerdo cuando la nombraron embajadora en Israel. A ella la quisieron muchísimo Luis Echeverría y su esposa; entonces, empezó a decirme: qué les regalo. Yo le dije: no les regales nada, tienen todo, no necesitas regalarles nada. En ese sentido, Rosario era un ser humano que daba, que dio con su poesía, una poesía muy conmovedora, que dio con ´Balún Canán´, su vida; que dio con ´Oficio de tinieblas´, un indígena al que crucifican en San Cristóbal y nos dio un hijo muy guapo que sería muy bonito que ustedes lo oyeran hablar: Gabriel", refirió.
Poniatowska dijo que Jaime Sabines hizo un poema lleno de rabia, cuando ella murió, en el que le preguntó "¿por qué nos haces esto, Chayo?". "Era tan entrañable, la queríamos tanto que todos teníamos muchas ganas de decir ´¿por qué nos haces esto?´. Hace mucha falta Rosario Castellanos", dijo al borde del llanto.