Ruta del vino en Guanajuato

El suelo de Guanajuato es fértil. Bien lo sabía Miguel Hidalgo y Costilla a principios del siglo XIX, por eso plantó vides y enseñó al pueblo de Dolores la forma de hacer vino. Ese conocimiento se perdió en algún momento después de la Indepen­dencia, pero la tierra no olvida. Al noroeste de Dolores, luego de 15 ki­lómetros, aparece aquella que con afecto cuidan Juan Manchón, Ricar­do Vega y Ramón Vélez.

Se trata de Cuna de Tierra, una vinícola boutique de más de 30 hec­táreas. Sus racimos son limpiados a mano antes de entrar a la molienda; se practica la prefermentación ma­cerativa en frío para hacer que las uvas suelten sus sutiles aromas; y una vez vueltas vino se dejan repo­sar en barricas de roble francés, húngaro y americano.

El recorrido para ver las vides o las parcelas donde crecen frambue­sas, espárragos y alcachofas se hace en una carreta de los años cincuen­ta. En medio de la variedad de uvas con que cuenta la casa —Cabernet Franc, Cabernet Sauvig­non, Merlot y Syrah—, se levanta una torre hecha de adobe por el ar­quitecto Ignacio Urquiza. Dentro su­ceden las catas y los maridajes.

Cómo llegar

De Dolores Hidalgo, toma la carretera federal 110 con dirección a Mineral de Pozos, hasta llegar al poblado El Rosillo. En el kilómetro 11 verás los campos de esta vinícola.

San Miguel de Allende

Puedes quedarte a dormir en el hotel Nirvana, a medio camino entre Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende. Su restaurante está lleno de delicias. Muy cerca se encuentra el Santuario de Atotonilco, una obra maestra del barroco mestizo considerada Patrimonio de la Humanidad. En San Miguel encontrarás muchas otras iglesias deslumbrantes. No te pierdas el Oratorio de San Felipe Neri. Si te gusta el arte contemporáneo, ve a la fábrica La Aurora. Se trata de una antigua empresa de textiles hoy ocupada por distintas galerías.