El 13 de enero se cumplieron 50 años del fallecimiento de Salvador Novo, un célebre intelectual de la cultura mexicana que se desarrolló como dramaturgo, poeta, director teatral, ensayista, cronista y funcionario público. Fue una personalidad arrolladora que no tuvo miedo de ser él mismo, sin complejos ni ataduras, convirtiéndose así en un importante referente de la comunidad LGBT+.
Originario de la Ciudad de México, Novo, nació un 30 de julio de 1904. Según acota la Universidad de Guadalajara (UdeG), el intelectual vivió su infancia en Torreón, Coahuila cuando sus padres Andrés Novo y Amelia López migraron hacia esa ciudad, sin embargo, regresó a la capital del país siendo adolescente —a la edad de 12 años—. Salvador estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras.
A propósito de los primeros años de su vida, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) recupera reflexiones del cronista Carlos Monsiváis sobre la afición que tenía Novo desde niño por la poesía y que los libros eran en realidad sus amigos en aquellos años cuando comenzaba a forjarse como una gran figura de la cultura mexicana.
El mismo Monsiváis, destaca el Inbal, externó que Salvador Novo fue un “escritor fundamentalmente lúcido, se empeñó en extraer de su vida conclusiones melodramáticas y, en tanto personaje literario, incurrió con frecuencia en la autocompasión al no sostener a la medida de sus deseos una imagen de absoluta e implacable modernidad. A su vez, la práctica literaria de Novo es distinta y opuesta a su teoría y su ‘diaria prosa’, su trabajo periodístico y cultural no fue jamás ‘fruto vano y amargo’”.
Salvador Novo fundó, en colaboración con el poeta Xavier Villaurrutia, la revista Ulises, que apareció en mayo de 1927 y dejó de circular en febrero de 1928; era una publicación de curiosidad y crítica. Subraya la Enciclopedia de la literatura en México que Novo y Villaurrutia junto con Jorge Cuesta y Gilberto Owen, “buscaron dar una nota de actualidad y cosmopolitismo al panorama hemerográfico de la segunda mitad de la década de 1920”.
En las páginas de Ulises se dieron cita, “además de los propios editores, jóvenes escritores mexicanos” como Jaime Torres Bodet, Enrique González Rojo, Samuel Ramos y Antonieta Rivas Mercado, así como algunos pertenecientes a generaciones anteriores como Julio Torri, Carlos Díaz Dufoo Jr., Enrique González Martínez o Mariano Azuela. Novo también fue colaborador y miembro de los Contemporáneos (1928-1931), proyecto que sucedió después del desarrollo la mencionada revista.
Entre su obra literaria destacan sus ensayos Nueva grandeza mexicana, En defensa de lo usado, La vida en México en el periodo presidencial de…, volumen que reúne sus crónicas periodísticas que abarcan desde el sexenio de Lázaro Cárdenas hasta Luis Echeverría, asimismo recuerda el Inbal, está el libro de viaje Return ticket, su autobiografía La estatua de sal y la obra de teatro Los diálogos.
Justo La estatua de sal es una de sus publicaciones más emblemáticas e icónicas. En 1945, el autor, había terminado de escribir esta su autobiografía clandestina en la que se refiere a su vida sexual, cuyo título está motivado por un doble simbolismo. “Mirar hacia atrás como la más inevitable y costosa de las desobediencias (la curiosidad), y contemplar el paisaje de Sodoma, la depurada por el fuego divino”, se lee en la sinopsis. Es así que Salvador Novo recrea en esta obra “la insólita niñez provinciana y crea el espejo en el que se mira a sí mismo”.
Esencia teatral
Como dramaturgo, Novo escribió obras como La señorita Remington (1924), una adaptación de Don Quijote de la Mancha (1947) y una versión de la tragedia de Sófocles, Edipo rey, bajo el título de Yocasta o casi (1961); La culta dama (1951) y el texto Actuación y dirección teatral, publicado en 1959.
Además, el Inbal también resalta que su versatilidad como creativo lo llevó a escribir guiones para cine. Al ser un autor que desarrollaba temas diferentes, su obra no se puede clasificar en algún género, pero sí refleja una gran diversidad y riqueza cultural.
En 1925, Novo fue uno de los redactores que participaron en el armado de lecturas clásicas para niños, un proyecto de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que era dirigida por José Vasconcelos. En esa época realizó diversas antologías de cuento y poesía de América y Europa.