El Museo de Aguascalientes, que alberga la mayor colección del pintor hidrocálido Saturnino Herrán (1887-1918), abrirá el próximo 3 de noviembre una réplica del estudio del iniciador del muralismo mexicano.

El recinto, inaugurado en octubre de 1975 en un inmueble de estilo neoclásico construido en 1903, dedica tres de sus salas a una exposición permanente de la obra del artista y ahora busca nuevas formas de promover el legado de este creador que solo vivió 31 años, comenta Ángel Sánchez Carrillo en entrevista con Excélsior.

El especialista en la obra de Herrán, declarada Monumento Artístico en 1988, explica que la réplica del estudio, localizado en la planta baja del museo, está basado en las fotografías originales que tenía en su casa. “Falta nada más un caballete, pero ya tenemos la obra”, señala.

Además, destaca que planean programar el espectáculo “Noches saturninas”, de su autoría, en el que cohabitan la danza y la música. “Se hablará de Saturnino, de su vida y sus personajes, pero a través de la danza. Será de noche, con proyecciones, narraciones, voz en off y música prehispánica”, indicó.

El maestro en arte detalla que en la creación de la obra y la definición de las escenas trabajó con Jorge Campos Espino, quien pone a su grupo. “La idea es que los jóvenes conozcan la genialidad de Saturnino, que lo sientan cercano, que sepan que se formó aquí y que se convirtió en uno de los mejores pintores del país”, refiere.

Afirma que el Museo de Aguascalientes custodia unas 72 obras de Herrán, realizadas entre 1908 y 1918, y que el Museo Nacional de Arte del INBA solo resguarda sus tres piezas más representativas: La ofrenda, El flechador y La dama del mantón, en la que modela su esposa, Rosario Arellano, ataviada con un mantón de Manila, estampado con un pavo real y rosas. “Todos los cuadros son originales. No existen réplicas de Saturnino en todo México. Él tuvo un periodo de producción de solo diez años, a partir de que egresó de la Academia de San Carlos”, detalla.“No vendía su obra, porque quería hacer una exposición; por eso se conservó casi toda como un solo lote. Al fallecer Herrán, su esposa se quedó con la mayoría de las piezas y las guardó durante un tiempo. Después, las donó al INBA con la única condición de que permanecieran juntas y en exhibición”.

El museólogo dice que no se conoce el número exacto de obras que realizó Herrán, pues varias pertenecen a colecciones privadas: “Definitivamente hace falta un catálogo razonado que presente la totalidad de su legado, para apreciarlo mejor”. En un recorrido especial por las tres salas, el gestor y promotor cultural detalló las características que hacen únicas a las pinturas y los dibujos de Saturnino, los temas que le interesaron y su proceso de trabajo.

La primera sala, indica, se plantea, bajo el título de “Epílogo de la nación”, un “diálogo” entre Herrán y la “Oración fúnebre”, texto que le escribió el poeta zacatecano Ramón López Velarde, su gran amigo.