Se apagó la voz de Isabel Turrent

Se apagó la voz de Isabel TurrentEl columnista León Krauze dio a conocer la muerte de su madre a través de X. Cortesía

“Fue siempre libre y valiente”, escribió el periodista y escritor León Krauze al anunciar la muerte de su madre, la ensayista, escritora e internacionalista Isabel Turrent. En ese texto breve pero amoroso y profundo, el columnista aseguró que su mamá “vivió en sus propios términos, a su propio ritmo y defendiendo principios no negociables. Haciendo honor a su espíritu veracruzano, fue alegre y apasionada”.

La autora mexicana murió el miércoles, 18 de junio. Tenía 78 años y una larga trayectoria intelectual. Estudió Historia del Arte en la UIA, Ciencia Política en El Colegio de México y Relaciones Internacionales en Oxford, Inglaterra. Antes de dedicarse a escribir ensayos y artículos, fue profesora-investigadora en El Colegio de México, donde formó a varias generaciones de alumnos.

Colaboradora de las revistas Vuelta y Letras libres y del diario Reforma, Isabel Turrent fue despedida por su primogénito, el analista político León Krauze, quien así la describió: “Erudita absoluta: no leía libros sino bibliotecas. Defensora de la libertad, la literatura y el conocimiento. Fue una madre y una abuela amorosa, llena de imaginación y calidez. Tenía —eso sí— el gran defecto de ser americanista hasta el tuétano, como mi abuelo, con el que ahora la imagino... La voy a extrañar enormemente”.

“Hoy murió mi madre, @IsabelTurrent.”, externó León. “Dicen quienes han pasado por este dolor que no hay palabras. Descubro que tienen razón. No hay palabras”. León y Daniel, también escritor, son los hijos que Isabel Turrent procreó con el historiador Enrique Krauze.

Turrent fue autora de un gran número de ensayos sobre varios asuntos internacionales, entre estos la Unión Soviética y América Latina. Una voz crítica en temas como democracia, autoritarismo, derechos humanos y la política exterior de México.

También publicó la novela La aguja de luz, de la que dijo “no es un homenaje sino la búsqueda de una identidad perdida”, en una entrevista en Mallorca, ciudad de donde provenía su bisabuela Francisca Miró, eje de esa novela en la que abordó la vida de los judíos secretos y perseguidos.