El árbol de la vida, es una escultura elaborada en madera por el artista mexicano Ángel Luna, la cual ha generado la admiración de miles de capitalinos que acuden diariamente a las instalaciones del parque recreativo Caña Hueca.
El creador se dio a la tarea de plasmar su talento en el tallo de un árbol de guanacastle que estaba a punto de ser derribado en su totalidad, debido a que representaba un peligro para los visitantes de este espacio. Las ramas fueron retiradas del lugar debido a que la planta ya había terminado su ciclo de vida.
A partir del tronco, Luna comenzó a tallar su obra, la cual puede observarse a plenitud al acudir al parque ubicado en el poniente de la ciudad. Esto fue posible gracias al trabajo coordinado del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, el arquitecto Luis Alonso Vázquez García, el ingeniero Óscar Alejandro Figueroa Gutiérrez y Grupo Oxxo.
Autoridades afirman que la pieza requirió de un periodo de 18 meses en los que el maestro trabajó intensamente. En una ficha informativa explican que “esta majestuosa escultura del artista Ángel Luna Almarás simboliza el ciclo continuo de la vida, reflejando el esplendor después de la muerte. Su tallado revela las historias de nuestros ancestros zoques, sus tradiciones y su selva tropical”.
Añaden que “la garza, el tlacuache y el pijiji son visitantes regulares del místico río Sabinal. La abuela que sostiene la canasta con la vendimia y el altar zoque a los pies del árbol son algunos de los elementos de la obra; en la parte superior se impone el jaguar y se asoma el ágil conejo que dio origen a la antigua Tuchtlán”.
Acerca del árbol en donde se trabajó la escultura, refieren que pertenece a la especie Enterolobium cyclocarpum, que comúnmente es llamado guanacastle o parota, el cual durante su etapa adulta llega a medir más de 19 metros de altura.