Sí hubo un cambio en la gráfica: Sandra Díaz

Sandra Díaz es una artista plástica que radica en el estado de Chiapas. Su trayectoria abarca dos décadas, y al preguntarle con qué se queda de ese periodo, ella dice que “con el aprendizaje, el conocimiento y la satisfacción de hacer lo que le apasiona”.

A través de su quehacer artístico comparte experiencias, conoce otras culturas y acerca la gráfica a la niñez. A pregunta expresa sobre si hay un cambio en el panorama de la gráfica, la creadora visual indica que sí, que sí ha habido.

“Actualmente existe una notoria preocupación por implementar procesos menos tóxicos para el grabador y menos contaminante para el medio ambiente que requieren algunas técnicas como el aguafuerte y el aguatinta, implementando técnicas como la electrolisis, fotograbado, fotopolímero, gráfica digital, entre otras”, señaló.

“La globalización, las nuevas tecnologías y esta característica de multiplicidad del grabado han repuntado esta disciplina creando una gran comunidad artística alrededor de mundo, permitiendo dar voz a las problemáticas de cada país que en muchas ocasiones se convierten en problemáticas generalizadas. Considero que estos discursos emitidos a través de la gráfica tienen más posibilidades de ser reflexionados de una latitud a otra, generando también estas conciencias colectivas”, argumentó.

Sobre el papel que juega la gráfica ante las demás expresiones pictóricas, Sandra comenta que cada expresión pictórica tiene su propio lenguaje. Recalca que el lenguaje de la gráfica se ha caracterizado desde siempre como elemento participativo de las luchas sociales, desde los grabados de Goya que evidenciaban el poder del clero hasta los de Otto Dix acerca de los horrores de la guerra; o los de Kathe Kollwitz, artista y pacifista alemana que sufrió la pérdida de su hijo durante la Primera Guerra Mundial, además del hostigamiento del gobierno nazi, y es autora de la emblemática escultura Madre con su hijo muerto; y en México, José Guadalupe Posada (1852-1913), quien plasmó en sus grabados el folclor y una sátira del país, siempre bajo la mirada de la crítica sociopolítica.

Agrega que no se puede olvidar la importancia que la gráfica tuvo durante el movimiento del 68, así como su activa participación en los movimientos sociales con el Taller de la Gráfica Popular, cuyos miembros creaban en colectivo y dieron vida a “obras que aspiraban a ser útiles en la lucha de liberación”, con el maestro Leopoldo Méndez a la cabeza.

La maestra añade que hay que seguir haciendo piezas mediante la técnica de la gráfica porque cada disciplina artística tiene su propio lenguaje, “porque esta multiplicidad de la obra y su soporte, que en general es el papel, la hacen más versátil y accesible, porque todas las disciplinas artísticas se deben preservar, perpetuar, y siempre se pueden enriquecer”, e invitó a ver uno de los patrimonios culturales de México y de Chiapas. “Visiten la recién remodelada sala dedicada al grabador chiapaneco Franco Lázaro en el Museo Exconvento de Santo Domingo en Chiapa de Corzo”, expresó.

Cuenta que lo que le ha aportado la gráfica fue un viaje a un mundo del arte que no conocía, que está lleno de posibilidades tanto de expresión como de técnicas. “Me abrió las puertas de forma literal al mundo, y a través de mi obra he tenido la oportunidad de compartir muchos espacio. Sobre todo me ha permitido trabajar por las mujeres y para las mujeres a través de la Coordinadora de Mujeres en el Arte, ComuArte, con las que llevo muchos años trabajando en colectividad, con la finalidad de promover e impulsar el arte creado por las mujeres de cualquier disciplina artística”, refirió.

Asimismo, “me ha permitido comunicar mis pensamientos, inquietudes, preocupaciones, mis ideales, y sé que las personas que han adquirido mi obra se han identificado con estas imágenes que invitan a reflexionar en las diferentes temáticas”, aseveró.