Tras el éxito de la trilogía de Outline (A contraluz), la escritora Rachel Cusk ha hablado en la ciudad española de Barcelona de su último título, Second Place, donde aborda lo que ha denominado el “fracaso de la feminidad” y profundiza en las dinámicas que sostienen las relaciones humanas.
Después de trabajar en obras calificadas de autoficción, ahora ha vuelto a la novela con una historia, cuya clave es, según ha indicado, “el problema moral, el fracaso de la feminidad, el de la mujer que intenta superarse, llegar a algo, sin conseguirlo”.
A su juicio, el problema es que “si naces mujer, dentro de lo que es la feminidad, no naces libre, y a lo largo de la vida tienes que liberarte de esa falta de libertad, en un proceso de desarrollo personal que depende de la sociedad y de las personas que te rodean, porque es muy difícil poder hacerlo sola”. El libro refleja lo que ocurre cuando una mujer invita a un prestigioso pintor, a pasar una temporada con ella y su familia en una segunda casa de invitados que acaban de construir junto a su hogar en una aislada marisma de la costa inglesa. Abducida por la obra del artista, la protagonista buscará que la mirada de ese hombre ilumine su existencia, pero acabará viendo lo difícil que es ser auténticamente libre o las distancias que hay entre la realidad y las ficciones que cada uno construye.
Cusk, nacida en Canadá en 1967, residente un tiempo en Los Ángeles y, posteriormente durante muchos años en Inglaterra, aunque ahora vive en París, ha desvelado que primero le costó “encontrar la forma adecuada para expresar las ideas que tenía en mente, relacionadas con las últimas fases de la feminidad, la fase posfamilia o la fase posvida sexual”. Sin embargo, topó con un libro que versaba sobre estas cuestiones, escrito en la década de 1930, Lorenzo en Taos, de Mabel Dodge Luhan, en el que se narra lo que pasó cuando esta mujer invitó en su casa de Taos, en Nuevo México, al escritor D.H. Lawrence.