Simone Biles: vuelve a volar

La salud mental y el deporte están cada vez más relacionados: los atletas de élite ponen de manifiesto lo importante del autocuidado, la necesidad de valorarse, de crear una pantalla que les proteja de críticas y dudas. Lo hemos visto recientemente en el futbolista de la Selección Álvaro Morata, en otros casos como el de Naomi Osaka, Ricky Rubio o Michael Phelps, pero ninguno tan mediático como el de Simone Biles.

La enorme gimnasta estadounidense, la mejor de todos los tiempos (ha ganado 37 campeonatos y medallas olímpicas), dio mucho que hablar en los Juegos Olímpicos de Tokio cuando anunció que se retiraba de la competición por una crisis de salud mental. “Simplemente creo que la salud mental es más importante que los deportes en este momento. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos, y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, explicó Biles. Y añadió: “Ya no confío tanto en mí misma. Quizás esté envejeciendo”.

Ahora, a poco más de una semana para la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, acaban de llegar a Netflix los dos primeros episodios (de un total de cuatro) de Simone Biles: vuelve a volar, una docuserie que cuenta la historia del regreso de la gimnasta estadounidense tras su retirada de Tokio hace cuatro años. La serie narra todos los cambios que ha hecho la atleta, de cara a París, enmarcados en la historia de su ascenso en un entorno que para ella resultó muy tóxico.

Una serie atractiva y bien estructurada

Simone Biles: vuelve a volar comienza con el momento en el que cambió la carrera de la gimnasta. Simone viaja en 2020 a Tokio en medio de numerosas restricciones covid, su familia no puede viajar con ellos. En la final de salto, decepciona; y Biles, tras sentir una enorme presión, se retira. La joven se enfrentó a muchas críticas por haber abandonado a su equipo.

Esta docuserie quiere contar la historia de su regreso, pero no deja de contar la vida y carrera de Biles. Empieza con Tokio, luego se adentra en el trabajo de la atleta de cara a París y luego echa la vista atrás sobre su infancia, su trayectoria y algunos detalles personales. Vemos declaraciones de otras gimnastas, como Dominique Dawes y las actuales compañeras de selección, y todo ello nos pone en contexto sobre la gimnasia de élite estadounidense y cómo la exigencia afectó a las decisiones de Biles.

No parece necesario, pero Simone Biles: vuelve a volar incide en cuál era el punto de vista de la atleta en Tokio. Sus decisiones derivaron en un debate más amplio sobre la salud mental en el atletismo profesional, y esta docuserie es una continuación eficaz de ello. Ayuda especialmente a subrayar el testimonio de Biles con un desvío para recapitular la victoria de Kerri Strug en 1996, y cómo el hecho de que compitiera lesionada no era representativo de que las gimnastas estuvieran apoyadas por las instituciones.

Las diferentes capas de la historia

Los momentos más tristes del documental hablan de otras gimnastas como ella, atletas negras que fueron duramente criticadas por su aspecto y sometidas a cánones de belleza racistas, a pesar de sus intervenciones maravillosas. Además, Biles es una de las muchas víctimas de la gimnasia estadounidense que ignoró y encubrió a un médico de USA Gymnastics que agredía sexualmente a las jóvenes deportistas.

Estos sucesos demuestran que el deporte lleva mucho tiempo ignorando el bienestar de sus atletas, y los ajustes de Biles son representativos de cambios que deberían haberse producido hace tiempo. Veremos cómo lo pasa bien con su familia y su equipo, un fuerte contraste con sus momentos profesionales más duros. Pero ella va redescubriendo su amor por la gimnasia poco a poco y va teniendo más ilusión —priorizando su salud mental— mientras se prepara para París.

En definitiva, da igual que pierda o gane (que es lo que hace casi siempre): Simone Biles: vuelve a volar nos muestra a una mujer que se ha aprendido a cuidar. En su preparación, Biles ha contado con el apoyo incondicional de su familia y, en particular, de su esposo Jonathan Owens, jugador de futbol americano. A través del documental, los espectadores pueden ver momentos íntimos de su vida personal, incluyendo su boda y el proceso de construcción de su hogar.

Además de su impresionante carrera deportiva, Biles ha dejado una huella indeleble en la gimnasia por sus logros innovadores. Sus movimientos, como el Biles I y el Biles II, que llevan su nombre, han revolucionado la disciplina. La serie de Netflix no solo muestra sus logros y entrenamientos sino también da una visibilidad importante a su lucha contra el abuso sexual en el deporte. Biles denunció enérgicamente los abusos cometidos por Larry Nassar, exmédico del equipo nacional de gimnasia de EE. UU., un tema tratado en el documental Atleta A. Merced a este tipo de visibilización, su voz ha amplificado el debate sobre la importancia de crear entornos seguros para los atletas.

La impresionante historia de superación personal y profesional de Biles inspira a muchos, recordándonos que el verdadero éxito se mide no solo en medallas, sino en la capacidad de levantarse y seguir adelante. En conclusión, el documental Simone Biles vuelve a volar es una obra reveladora que permite a los espectadores sumergirse en la vida y el arduo camino de esta icónica atleta. Desde su receso hasta su anhelado regreso, Biles continúa siendo una luz de esperanza e inspiración para muchos, dentro y fuera del mundo deportivo.

Algunos hechos curiosos de su carrera

n Arrancó en la gimnasia por una visita escolar: Cuando Simone Biles tenía 6 años, hizo una excursión a un gimnasio, en las afueras de Houston. Ese día, quiso imitar a las deportistas y sorprendió tanto a los entrenadores que estaban presentes que decidieron enviar una carta a sus padres sugiriendo que la niña incursionara en este deporte.

n Uso de medicamentos: En 2016, piratas informáticos filtraron registros médicos privados de varios atletas, incluido el de Biles. Ahí se conoció que la gimnasta fue diagnosticado de niña con TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) y toma Ritalin, un estimulante que está en la lista prohibida de la agencia. Sin embargo, ella tiene la aprobación para tomar el medicamento en una exención de uso terapéutico.

n Cálculo renal: Durante el Campeonato Mundial de Gimnasia en Doha, Catar, Biles sufrió un dolor de estómago en el lado derecho durante un par de días. Se pensó que tenía apendicitis, pero no. Tenía un cálculo renal. En todo caso, Biles registró los puntajes individuales más altos para los eventos de viga, bóveda y piso, y quedó en segundo lugar en barras asimétricas.

n Su propio emoji: Es la primera deportista en poseer su propio emoji en Twitter. La imagen es una cabra. Y es que la estadounidense fue homenajea a así por la red social haciendo alusión a GOAT, una palabra en inglés que significa “cabra” pero que se usa como acrónimo de “greatest of all time”, o “la más grande de todos los tiempos”.

n Desafío: Cuando el actor Tom Holland creó un desafío en las redes sociales que implicaba ponerse na camiseta mientras se paraba de manos contra una pared y luego nominar a otra persona para que hiciera lo mismo, Biles aumentó el nivel de dificultad al quitarse un par de pantalones mientras se paraba de manos, en menos de un minuto, pero sin pared de apoyo.

n Amor por los perros: Biles tiene dos bulldogs franceses llamados Lilo y Rambo. En algún momento, Biles y su familia tuvieron cuatro pastores alemanes.

n Gusto por la pizza: Ella no oculta sus gustos, como el de salir a comer o tomar algo. Se sabe que le gusta el tequila y las margaritas, y tiene debilidad por la pizza de peperoni, sobre todo después de cada participación.