Sinfónica de Chiapas, orquesta profesional con becarios

Son 17 años los que cumplió la Orquesta Sinfónica de Chiapas (OSCH), y en el teatro Emilio Rabasa presentaron el concierto “X”, con piezas de compositores mexicanos como José Pablo Moncayo, Roberto Peña Quesada, Blas Galindo, Arturo Márquez, Juventino Rosas y Carlos Chávez.

La creación de esta se remonta al año 2002, como una orquesta infantil conformada por diez niños, que poco a poco se fue haciendo más grande, hasta que en el 2009 se definió como una orquesta juvenil con muchachos, en su mayoría, originarios de la entidad.

Inicialmente el proyecto surgió en la Secretaría de Educación del Estado de Chiapas, posteriormente fue cobijado por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, que los dotó de algunos instrumentos y les brindó el auditorio del centro cultural Jaime Sabines para sus ensayos, contando con una inversión de 400 mil pesos.

Actualmente la sinfónica está integrada por 45 músicos que están bajo la batuta del maestro Roberto Peña Quesada, quien en su mensaje dijo que esta agrupación no es de él sino del público.

En ese espacio mencionó que la orquesta es una de las más económicas de México, ya que los recursos que recibe son limitados. En comparación con las del centro del país, que operan con 25 o 30 millones, ellos solo tienen un presupuesto 4 millones anuales.

Expuso que los músicos aún reciben becas y no un sueldo como tal, y esperan que este sexenio las cosas cambien para bien y así tener una orquesta cien por ciento profesional en lo administrativo, porque musicalmente tiene una calidad extraordinaria.

En los últimos diez años —del 2009 al 2019— la OSCH ha pasado por momentos muy difíciles. Así lo recuerda Roberto Peña, debido a que en dos ocasiones el proyecto ha estado a punto de desaparecer. Una de estas fue en 2012 y otra, en 2016, cuando tuvieron que hacer muchas cosas para poder generar recursos y continuar; expuso que eso se debió en gran medida a la gestión del licenciado Juan Carlos Cal y Mayor Franco, quien logró que el proyecto subsistiera.

Ante esas altas y bajas, señala que él y sus músicos siempre tuvieron el aliciente de que había un público esperándolos. “Sabíamos que había, realmente, un sentido en esto y que una orquesta es necesaria porque este es un proyecto para el público”, destacó.

Lo que expone el maestro egresado del Conservatorio de Berna, Suiza, es verídico, ya que los presentes en el concierto “X” de la OSCH en el teatro Emilio Rabasa esperaban con emoción a que los integrantes tomaran su lugar y brindaran su repertorio, el cual fue muy mexicano.

La primera pieza de la noche fue “Tierra temporal”, de José Pablo Moncayo; seguido de “Paisajes mexicanos”, del maestro Roberto Peña Quesada; “Sones de mariachi”, de Blas Galindo, y “Danzón número 2”, de Arturo Márquez.

En la segunda parte del concierto se ejecutaron las piezas “Sobre las olas”, de Juventino Rosas; “Sinfonía india”, de Carlos Chávez; “Huapango”, de José Pablo Moncayo; y como encore, “Las chiapanecas”, con arreglo de Roberto Peña Quesada, y “Obertura mexicana”.