Soy Frankelda derriba prejuicios

“Nadie les puede decir que no. Hasta un día antes de entregar la película pueden seguir ajustando todo”, les dijo el cineasta Guillermo del Toro a Arturo y Roy Ambriz cuando ya estaban a punto de cerrar un primer corte de Soy Frankelda por pura presión. El cansancio, las deudas y los tiempos encima casi los obligan a soltarla antes de tiempo.

Antes de ese momento, el proyecto venía cargando el conflicto de hacer en México lo que durante años les dijeron que no era posible: una cinta larga, oscura, artesanal, hecha completamente en técnica de animación stop-motion. “Durante años nos dijeron que este tipo de películas no se podían hacer en México y que no eran negocio”, explica Roy Ambriz.

Cuando finalmente se concretó, se convirtió en la primera película mexicana realizada con dicha técnica. Lo que vino después tampoco estaba en ningún pronóstico: la cinta superó los 50 millones de pesos en taquilla, rebasó los 800 mil asistentes y se colocó como la tercera cinta mexicana más taquillera de todo 2025.

“Lo más impactante fue que en la segunda semana, cuando normalmente a las películas les quitan salas, a nosotros nos pasó todo lo contrario: nos subieron pantallas. Fue un comportamiento completamente fuera de lo normal”, continúa el cineasta.

Para la industria, el éxito rompió un prejuicio de años: que la animación mexicana no podía sostener proyectos grandes. “Esa excusa ya no debería existir para que más cineastas puedan contar sus propias historias”, añadió.