“Intersecciones” es el nombre de la temporada 113 del Taller Coreográfico de la UNAM (TCUNAM), que se realiza de marzo a junio. “Es nuestro subtítulo”, dice Irina Marcano, directora artística de la compañía desde febrero. “Se trata de ver el Taller Coreográfico como una intersección, un lugar de vinculación para hacer colaboraciones y ampliar nuestro entorno, de aquí hacia afuera y de afuera hacia adentro, en esta reciprocidad que venimos compartiendo”, explica la coreógrafa y bailarina.
El primer programa de la temporada, “Diálogos femeninos”, está dedicado al mes de la mujer, pero un objetivo es “recalcar que las mujeres están constantemente en el taller, generando aportaciones creativas de manera constante. Es decir, siempre somos un semillero de trabajo para mujeres, para coreógrafas, durante todo el año. Nuestra fundadora, además, es Gloria Contreras, una gran mujer, gestora de la danza, coreógrafa, creadora y maestra, que sacó adelante este proyecto a lo largo de 45 años”.
A través de una serie de piezas creadas por mujeres, abunda, se descubrirá todo lo que tiene por decir el Taller y viajar en la creatividad de las mujeres a lo largo de la historia”: “Punto de quiebre”, de la coreógrafa venezolana y directora artística de la compañía Danzahoy, Luz Urdaneta, es la obra que cierra el programa: “Es una obra preciosa, es un remontaje que ella estrenó hace muchos años con el Ballet Teresa Carreño en Caracas, Venezuela, y ahora la traemos al Taller Coreográfico; es una pieza donde bailan nueve mujeres y habla precisamente de un punto de quiebre a donde llegamos como mujeres, tratando de luchar ante una máscara o una necesidad social. Esto abre ciertas preguntas. ¿A dónde nos lleva eso?, ¿cómo nos vamos quebrando por querer siempre tener esa necesidad social de encajar, esa necesidad de cumplir con un perfil, un estereotipo? De repente, podemos ir rompiendo eso para generar nuevas propuestas y nuevos futuros”.
El punto final de las actividades de marzo será la Gala con el Ballet Nacional de El Salvador que “es un poco una búsqueda, desde el lugar de la dirección artística, de que el taller coreográfico sea un eje para vincularnos con muchas instituciones, dentro de la misma UNAM, de México y, por supuesto, fuera de México, en particular, con una mirada hacia Latinoamérica. Es un fortalecimiento como latinoamericanos para compartir, vincularnos y generar una función, un espectáculo donde podamos convivir, compartir y aprender de las visiones, y de cómo se trabaja en otros países y otros lugares”.