Tár

La mundialmente famosa Lydia Tár está a solo unos días de grabar la sinfonía que la llevará a las alturas de su ya formidable carrera. La notablemente brillante y encantadora hija adoptiva de Tár, Petra, de seis años, tiene un papel clave en la tarea. Y cuando los elementos parecen conspirar contra la artista, la niña es un apoyo emocional importante para su madre en apuros.

Tár, ante todo, cuenta con una cinematografía ejemplar por sus complejidades alrededor de la hipocresía que acompaña al siglo XXI y el efecto que este llega a tener no solo sobre un individuo sino en todo un campo como lo vendría siendo el artístico.

Es el extraordinario regreso de Todd Field después de 16 años, un regreso que ha recibido un aplauso casi unánime por parte de la crítica pero a la que le ha costado más conectar con el público. Una lástima, ya que se trata de una obra excelente que ofrece más lecturas que la evidente y cuenta con una extraordinaria interpretación de Cate Blanchett.

Mucha música y fotografía impactante

La historia se desarrolla en el mundo de la música clásica, así que la música es un elemento muy importante que ayuda a marcar el tono y a seguir el camino de la protagonista. La música corrió a cargo de Hildur Guðnadóttir, quien se llevó un Óscar por su trabajo en la música de la película Joker, además de que fue compositora en las series Chernobyl y Trapped.

Esta película no es solo música, también es una maravilla visual gracias a su fotografía, donde cada detalle cuenta y hay una luz fría que ayuda a aportar realismo y drama a la historia. Esto fue obra de Florian Hoffmeister, quien trabajó en la serie Pachinko, que es una de las mejores del 2022, y en la película Antlers, producida por Guillermo del Toro.

Un tema real e importante

Sin revelar mucho sobre el tema central de la película, que es la “sorpresa” de la historia, Tár explora el abuso de poder que se puede dar en todos los ambientes, y la realidad de que los poderosos son protegidos, hasta que ya no se puede hacer más.

Es un tema relevante y actual, pero explorado desde una perspectiva diferente que no se suele ver mucho en el cine, gracias en gran parte al personaje de Cate Blanchett y la manera en la que ella percibe su propia vida.

Tár explora también la necesidad de trascender, de dejar un legado y de dejar huella en el mundo, la búsqueda incansable por una perfección imposible y la obsesión por ser los mejores, incluso si eso implica destruir a otros en el proceso.

Una película para trascender

Va a hacer su curioso desenlace lo que despierte una mayor curiosidad en un sector importante del público y que es fácil verlo como un buen cierre para la idea de ver en Tár una completa lectura sobre la política de la cancelación, pues la película a simple vista puede leerse de esa forma. Y como tal sería ya una obra más que notable que esquiva el camino más fácil para jugar en todo momento con la duda sobre qué ha sucedido realmente.

Es una historia tensa que te atrapa y te hace colocar toda la atención en Cate Blanchett y su enigmática, polémica y magnética Lydia Tár, y es imposible salir de la sala del cine sin sentirse transformado y como si alguien hubiera jugado con tu mente.

Es una película imprescindible que funciona a varios niveles y lo hace además de forma intencionada. Con la más clara ya se disfruta mucho, pero la reflexión a la que invita la convierte en una de las obras más ricas y complejas que se hayan estrenado últimamente.