Los logros en la carrera de Taylor Swift no cesan sino que van en aumento, pues la revista Time la nombró Persona del Año en su más reciente portada. La cantante de 33 años no solo batió múltiples récords dentro de la historia de la música, sino el The Eras Tour, su gira retrospectiva, fue clave para el aumento de las economías de muchas ciudades en las que se presentó, demostrando que su trabajo como artista no solo impactó en la vida personal de sus fans, sino, literalmente, en la economía mundial.

Esta mañana de miércoles, Time publicó en redes sociales su portada del mes de diciembre, en la que aparece nada más y nada menos que Taylor, lo que ya es en sí un tema de qué hablar, el cual se vio potenciado por su encabezado, pues nombra a la famosa cantante como “la persona” del 2023, esto derivado de todos los logros que obtuvo durante los últimos meses, en los que emprendió una gira a lo largo de todo el continente americano.

El periodista estadounidense Sam Lansky fue el encargado de entrevistarse con Swift, de acuerdo como narra en la publicación, se reunieron en el departamento de Nueva York de la cantante en uno de estos días de otoño. “Esto es lo más orgullosa y feliz que me he sentido jamás, y lo más creativamente realizada y libre que he sido”, dijo la artista, tras cuatro años sin otorgar una entrevista de tipo intimista.

La charla —detalló el periodista— tuvo lugar en la sala contigua a la cocina de la compositora, en la que dio paso a sentarse en el suelo para narrar a Lansky algunos de los pasajes de su carrera que la llevaron al lugar en que se encuentra hoy, en el que es constantemente comparada con el éxito obtenido por artistas de la talla de Elvis Presley, The Beatles, Michael Jackson y Madonna.

Sin embargo, fue la propia Taylor la que reconoció que no fue un camino fácil de recorrer, pues al principio de su carrera, definida por sonidos country y letras que denotaban su fe en los cuentos de hadas, tuvo que dar un giro de 180 grados, pero fue esa decisión la que la llevó a sofisticar sus dotes como compositora, pues no solo es su música, sino las historias que cuenta en ellas las que han hecho que el público se identifique irremediablemente con sus canciones. “Me di cuenta de que todos los sellos discográficos estaban trabajando activamente para intentar reemplazarme (y) pensé en cambio, reemplazarme primero con un nuevo yo”, relató.

Con solo 33 años y 10 álbumes de estudio, su trabajo como compositora ha sido igualado con el de artistas de la talla de Bob Dylan, Paul McCartney y Joni Mitchell. Aunque Tay es sabedora de uno de los puntos claves del éxito que experimenta hoy, el lanzamiento de The Eras Tour —que si bien batió el récord de vender más de 2 millones de boletos el primer día de ventas y, para cuando concluya, se estima que recaudará más de mil millones de dólares, cifra sin precedentes— representó para la cantante una conciliación con su pasado, pues en ella incluye todos los éxitos que han marcado su carrera, lo que la llevó a enfrentarse a dolores de los que quiso olvidarse por un tiempo, y atender a una deuda con sus fans; entregarles el derecho de revivir todas aquellas sensaciones y sentimientos que sus canciones les provocaron con el paso de los años.

Pero para lograr ese efecto, Swift se enfrentó a un reto en que debía desafiar sus propios límites, pues tramó un concierto que dudará mucho más del tiempo que sus seguidores podían esperar, lo que implicada un acondicionamiento físico y vocal que la tuvo preparándose desde muchos meses antes a de que emprendiera la gira. “Sabía que esta gira era mucho más difícil que cualquier cosa que hubiera hecho antes”, dijo Swift.

Lo que logró, pues muchos fans han denominado su experiencia en el concierto como “hipnótica”, y aquellas y aquellos que no lograron obtener boletos por su gran demanda, se dieron cita en las afueras de los estadios donde Taylor se presentó. Tras 66 conciertos, la cantante reveló que no suele salir mucho, pues trata de descasar y quedarse en cama porque, de hecho, tras cantar tres noches seguidas, le es muy difícil que pueda usar su voz para conversar.

“No salgo de mi cama excepto para buscar comida, llevarla a mi cama y comerla allí. Es un escenario de ensueño. Apenas puedo hablar porque he estado cantando durante tres shows seguidos; cada vez que doy un paso, mis pies crujen, crujen, crujen por bailar con tacones”, contó.