Durante la víspera de Año Nuevo, dos migrantes —un intelectual y un obrero—, que provienen de una metrópoli indistinta, se ven obligados a compartir un sótano claustrofóbico, en el que evidencian sus diferencias y se convierte en un espejo que exhibe las tensiones culturales y sociales que viven millones de personas desplazadas en el mundo.
Sobre esto trata la puesta en escena Emigrantes, del dramaturgo polaco Slawomir Mroek, que llegará al Foro Shakespeare los domingos 5, 12, 19 y 26 de enero próximo, a las 18:00 horas, interpretada por el Grupo Teatral Emergente, bajo la dirección de Jesús Delgado.
Esto, en un momento en que la migración tendrá una nueva etapa, ante la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el próximo 20 de enero, y la promesa de perseguir y expulsar a miles de inmigrantes indocumentados.
“Los migrantes que protagonizan la obra son diferentes en su país y encuentran un refugio que deben compartir. Ambos son de clases sociales distintas, uno es educado e intelectual y el otro es un obrero pragmático, lo cual muestra las diferencias y la complejidad del fenómeno migratorio, al que no podemos poner etiquetas”, afirma en entrevista el director escénico venezolano Jesús Delgado, que vive en México desde hace una década.
Migrante estereotipado
Reconoce que, cuando la agrupación ha viajado a distintos foros en México y otros países, se ha percatado de que casi siempre existe un estereotipo del migrante, que lo dibuja como alguien de clase social baja y de poca educación, lo cual no es así.
En este caso, “los personajes, aunque son distintos, deben unirse y acercarse por su cultura, su idioma y porque vienen del mismo país para hacer frente a la situación de estar solos y aislados en una noche especial, viviendo en condiciones adversas, pero sin generar en el espectador algún sentimiento de pena”, expone.
Además, esta pieza —que ya fue galardonada con el Premio Frida Kahlo en el Festival Internacional de Teatro de Chicago, en 2021— “pretende asomarnos por un agujero y entender la profundidad y la complejidad de los emigrantes, de sus vidas, sus circunstancias; y nos ayuda a entender que cualquiera puede pasar por esta situación”.
Este montaje, con las actuaciones de Sebastián Torres y del propio Delgado, busca poner rostros a las estadísticas y redimensionar los problemas, pero desde el humor. “No es un documental sobre la migración ni tampoco un drama melancólico y melodramático, sino una pieza que te hace disfrutar, mientras reflexionas sobre un problema que a todos nos está impactando, aunque no seamos del todo conscientes”, advierte.