Hace ocho años, Tiago Correa decidió dejar su natal Chile para probar suerte en México. Por eso, al ver la buena respuesta que ha tenido el público para la historia de El amor no tiene receta y hacia su personaje Mauro Nicoliti, confirma que no se equivocó al tomar ese riesgo, ni en elegir a dónde llegar.
“Cuando uno está en estos momentos y mira hacia atrás, dice ‘muy bien, Tiago, hiciste bien’. Aunque dudé en algunas ocasiones porque las cosas no funcionaban como quería, sé que soy un afortunado de hacer y vivir de lo que amo, que es actuar, dirigir y producir”, declaró.
Para Tiago, la telenovela El amor no tiene receta significó su ingreso a Televisa, y su primera vez trabajando en México e interpretando un antagónico, pero el villano que le tocó no es el estereotipo del malo, sino que va más allá en su personalidad, por eso el productor Juan Osorio le pidió echar un vistazo antes de aceptar o declinar la invitación.
“Mauro Nicoliti (su personaje) tiene ese misterio de no saber si es bueno o malo, si se quiere o se odia, por eso fue un desafío desde que llegó a mis manos, pero lo llené de humanidad con cosas como sus ataques de pánico, algo que hice con mucho respeto por la gente que vive con algo así”, dijo el chileno.
Tiago recordó que, en la ficción, Mauro y su hermana Ginebra (Altair Jarabo) fueron robados siendo niños y adoptados por un matrimonio que los usó para cometer fechorías. Por eso ahora, siendo adultos, siguieron los mismos pasos y separaron a la pequeña Samara (Mía Fabri) de Paz (Claudia Martín), su madre, para usarla en los planes de Ginebra, hacerla pasar por su hija y quedarse con la fortuna de su marido.
“Los dos villanos de la historia son así porque han tenido que sobrevivir haciendo lo que a ellos los llevó a ser las personas horribles que son. Es un círculo vicioso, pero ver a una niña que está viviendo lo que él pasó en su infancia le empieza a quebrar el corazón”, cuenta.
El actor explicó que será hasta el capítulo final, que se transmitirá el 28 de junio por Las Estrellas, que el público sabrá si Mauro toma el rumbo del bien, haciéndose responsable de sus actos o apoyará hasta el final a Ginebra.