Hace varios años, Katarzyna llegó de Polonia y Jaime de España. Se conocieron y enamoraron. Fue cuando decidieron internarse en el desierto para vivir juntos a bordo de un carretón, con el cual también armaron un teatro de títeres con el que recorren poblados.
La historia de ambos se verá desde hoy en las Cinetecas de la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, así como la Casa del Cine en la capital nacional, con el largometraje documental El carretón del desierto, dirigido por Jorge Prior. “Es un modo distinto que los lleva la felicidad; para nosotros, bichos urbanos, es raro eso, pero para ellos es la vida y la disfrutan mucho”, dice Prior.
“Conocí su historia por andar leyendo periódicos (risas), hace como 10 años había un reportaje que hablaba sobre Zacatecas y estaban ellos, me interesó y los busqué. Fueron como seis meses para lograr establecer contacto porque de aquí a que llegaban a un pueblo o ranchería con internet, además de que todo se hacía a través de un amigo de España, era lo complicado”, recuerda.
Todavía pasaron varios meses para tener una cita. El cineasta se hizo de un equipo integrado por un asistente, fotógrafo y sonidista y se lanzaron a la aventura. “Cuando ellos nos decían que estaban a mitad del desierto pensábamos que estaban cerca de un pueblo, pero realmente están en medio de la nada, el más cercano está a 40 kilómetros. Fue ir con tienda de campaña, ‘sleeping’, agua, comida, todo lo que se pudiera”, detalla Prior.
Katarzyna y Jaime tenían el sueño de tener una vida en libertad y la búsqueda de niños y rancheros dispuestos a escuchar sus historias. “Ellos son artistas, están acostumbrados a salir, cuando les dijimos la idea de inmediato dijeron que sí y fue estarlos siguiendo en distintas ocasiones”, apunta.
Fueron cinco años desde que arrancaron los trabajos (en los desiertos de Zacatecas y San Luis Potosí) y hasta su posproducción, pero cuyo estreno se vio detenido con la llegada de la pandemia de covid-19. Ahora cuenta con los beneficios de Eficine Distribución, incentivo fiscal que permite a personas morales destinar el 10 % de su ISR a la producción o distribución de largometrajes mexicanos.
“Lo mandé a algunos festivales nacionales y no pasó (la selección), creo que nos hemos acostumbrado a que el documental debe ser sobre el México doloroso y terrible y nos olvidamos que existe otro México que es amable y que habla de la necesidad de la cultura. Aquí estos personajes son creativos, hacen títeres que van mostrando a donde llegan y divierten a la gente”, destaca el realizador.
El carretón del desierto tuvo detrás de sí a Producciones Volcán y Pierrot Films.