El merenguero Rubby Pérez falleció de forma trágica tras el colapso del techo de la discoteca Jet Set, en Santo Domingo, donde se presentaba. El desplome dejó varios heridos y al menos 44 víctimas mortales, según reportaron medios locales, entre ellas el intérprete de “Buscando tus besos”. Aunque las primeras versiones indicaban que el cantante había sido rescatado con vida de entre los escombros, la familia Pérez negó esta información y fue su manager Enriquito Paulino, quien confirmó el deceso.
Pero esta no fue la única tragedia que marcó la vida del cantante, desde su juventud hasta sus últimos años. En marzo de 2023, Rubby perdió a quien fuera su compañera de vida por más de cuatro décadas, Inés Lizardo, tras una larga lucha contra el cáncer de mama.
La noche en que murió Inés, Rubby estaba en el escenario, en Houston, cumpliendo con una presentación junto a la Filarmónica Latinoamericana. En ese entonces, la prensa dominicana aseguró que fue al terminar la presentación cuando le informaron de la muerte de su esposa.
Rubby conocía la gravedad del estado de salud de Inés; sin embargo, fue ella quien lo alentó a que siguiera con sus compromisos. Ese episodio fue una de las pérdidas más duras para el artista. Pero décadas antes, cuando aún era joven y soñaba con convertirse en beisbolista profesional, Rubby vivió otro momento que cambiaría su destino: un accidente automovilístico que lo dejó con secuelas físicas permanentes.
La recuperación fue larga, pero fue ahí cuando encontró su verdadera pasión, la música. Pronto, el escenario sustituyó al diamante de béisbol, y su voz lo llevó a formar parte de la orquesta de Wilfrido Vargas antes de lanzarse como solista y convertirse en un ícono del merengue.
Rubby Pérez falleció como vivió: sobre el escenario, entre aplausos y música, entregado a su público. Hoy, su legado sigue vigente y más presente que nunca en sus fans y el público que lo escuchó.