Faltaba una hora para iniciar el concierto de Twenty One Pilots, cuando 64 mil personas ya esperaban la salida del grupo en el Estadio GNP.
En las zonas generales, donde se ve todo el show de pie, las barricadas metálicas, apenas soportaban el peso de la masa de gente que se empujaba para poder estar lo más cerca posible de la banda, mientras en las gradas, solo había algunos asientos vacíos que se ocuparían antes de que el grupo saliera a escena.
Una vez Tyler y Nick aparecieron, los gritos de los 64 mil jóvenes estallaron, destrozaron el silencio, como Tyler destrozaba una tabla y la ponía encima de los fanáticos que estaban hasta en frente del escenario, todo para poder surfear un momento en el mar de manos que se levantaban para poder tocarlo, y que al mismo tiempo lo mantenían en lo alto y lo movían en distintas direcciones.
Así como las manos de esas decenas de fanáticos aguantaron al vocalista en su primer acercamiento con el público, el resto de los fans, acompañaron el show e incluso lo hicieron más espectacular de lo que probablemente Twenty One Pilots lo tenía planeado.