Un artista Surrealista

Jorge Lara/Cuarto Poder

“Dedicarme a esto se ha vuelto todo un estilo de vida. Disfruto cada aspecto de mi trabajo; poder capacitar a jóvenes, viajar constantemente y por supuesto seguir encontrando amistades valiosas y duraderas”

¿Siempre has tenido gusto por las artes visuales?

Sí, desde que era muy chico me gustaba dibujar y lo hacía constantemente. En la escuela y en casa, siempre estaba haciéndolo. Poco a poco fui mejorando y en secundaria comenzó un proceso de, por llamarlo de algún modo, digitalizar lo que normalmente dibujaba hasta convertirlo en la fotografía y el video, a lo que me dedico hoy.

¿Cómo aprendiste?

El dibujo siempre se me facilitó y me negué a ir a clases. Para mí era un hobby que quería realizar a mi manera. La fotografía, edición y video parten del internet. Cuando estaba en secundaria, iba casi todas las tardes a un ciber que se encontraba a una calle de mi casa.

Fue en ese ciber que vi una fotografía que atrapó mi atención. Era un fotomontaje en el que habían unido los cuerpos de animales con frutas. Aquello me volvió loco y no hizo falta investigar mucho para conocer que existía un programa llamado Photoshop que permitía generar esas composiciones.

Desde ese día, cada tarde iba al ciber y veía unos cuantos tutoriales en Youtube, descargaba algunas imágenes y volvía a casa a practicar lo que había visto, en una vieja computadora. Para cuando me encontraba a mitad de la preparatoria dominaba ya lo básico de la fotomanipulación y experimentaba tomándoles fotos a mis amigos y editándolas.

Una vez que entré a la carrera adquirí ahí conocimientos más teóricos de diseño, arte y marketing, pero la práctica a lo largo de casi 6 años previos fue fundamental. Hasta la fecha utilizo casi todos los días distintos programas y siguen siendo los tutoriales en internet los que me sacan de algún apuro.

¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?

Cada aspecto de este trabajo lo disfruto: poder capacitar a jóvenes y enseñarles, al tiempo que ganan económicamente por apoyarnos; viajar constantemente; haber encontrado (y seguir encontrando) amistades valiosas y duraderas; generar campañas nacionales desde nuestra casa; dar rienda suelta a nuestra imaginación todos los días y ganarme la vida con mi propio negocio, haciendo lo que más me gusta y con un gran equipo.

¿Alguna fuente de inspiración?

Definitivamente. En un principio, la conocí y me enamoré de la fotografía surrealista (o fotomanipulación) gracias a Erik Johansson, a quien considero el más grande artista de esta rama. También Christophe Huet y las campañas que realiza con fotografías surrealistas.

Hasta la fecha, las comunidades en línea, redes sociales y grupos en los que artistas de todo el mundo comparten este tipo de fotografías me inspiran a intentar nuevos efectos. Tanto para la fotografía surrealista como para el video y cualquier otro proyecto que realizamos, nutrir el ojo constantemente con películas, dibujos, el trabajo de muchas personas, y prestar exagerada atención a los elementos de la vida cotidiana es indispensable para tener ideas frescas.

¿Qué tan complejo es intervenir una foto?

Como en todo, una vez que se practica lo suficiente, se logra hacer con relativa facilidad. Una fotografía como las que comparto con ustedes, por lo regular, me toma entre 1 y 3 horas de edición. Cuando recién comenzaba, por supuesto que ese tiempo era el doble o el triple. En ocasiones, haciendo fotografías surrealistas de paisajes, llegué a estar un par de días sin lograr terminarla.

Es muy parecido a hacer un dibujo o una pintura, hay que imaginar cómo impactaría la luz aquí, cómo llegaría la sombra allá, qué color combinaría bien con ese fondo, qué cielo es el adecuado; y el segundo reto es conocer y comprender las herramientas del programa y cómo podemos hacerlas jugar a nuestro favor.

¿Algún consejo que quieras compartir?

El internet es su mejor amigo. Tanto para esta disciplina, para la fotografía misma, video, edición, cocina, informática, manualidades, idiomas, maquillaje y prácticamente cualquier cosa que quieras hacer, la tecnología nos brinda una posibilidad de aprendizaje autodidacta muy valiosa.

Requiere constancia y práctica, todo lo requiere, pero hay que nutrirse de más conocimientos por otras vías. No hay universidad ni carrera que te vuelva experto en nada.