Con la publicación de Leonora Carrington en España, la escritora e ilustradora María Luisa Fruns recupera las huellas biográficas de la artista, en donde plasmó su cercanía con la guerra, la persecución y la violencia, luego de que en 1940 aterrizara en la España franquista.

Aquella época influyó en el trabajo y en la vida de Leonora, lamenta Fruns en entrevista, “aunque el relato de esta historia inició en Francia con una serie de imágenes casi idílicas, donde ella y Max Ernst se reunieron y disfrutaron de su amor, cultivaron las vides, trabajaron en lo que les gustaba y recibían a sus amigos surrealistas en casa”.

Esto posibilitó que en aquel entorno Leonora pudiera expresarse perfectamente tal y como era, “lo cual no logró hacer en la Inglaterra casi victoriana ni, posteriormente, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi en Francia, cuando Max fue detenido y ella debió atravesar un periplo terrible en España, ya que en Madrid sufrió una violación múltiple y luego vendría su internamiento en un sanatorio en Santander”, abundó la autora que documentó su libro ilustrado con la biografía de Joanna Moorhead, sobrina nieta de la pintora, así como en Leonora, de Elena Poniatowska y algunos documentales.

Fruns también comentó que para ella fue importante identificar cierto tipo de trazos en las ilustraciones de Leonora Carrington en España, publicado por la editorial Turner, el cual reconoce que lo planteó desde la más absoluta subjetividad, pero sin dejar de reflejar los momentos y estados de ánimo de la artista. “Por ejemplo, en la parte del idilio con Max Ernst, los tonos van del amarillo al rojo, pasando por los naranjas, porque es un momento más bien cálido, que es plasmado con un trazo ligero, suelto y con viñetas grandes”, señala.

“Pero cuando entramos en el periodo de la guerra, el color cambia hacia los tonos azules para volver a la imagen más fría, donde se nota cierta rigidez en el trazo”, añade. “Al llegar al momento del internamiento de Leonora Carrington en el sanatorio, el color desaparece y las ilustraciones aparecen más reducidas para transmitir la sensación de claustrofobia y de angustia”.

Finalmente, la ilustradora aseguró que, tras resolver este trabajo, descubrió a una Leonora muy libre, valiente y obstinada, quien pagó un precio caro por pintar en aquella época, “ya que no era fácil para una mujer y menos en el grupo de los surrealistas. Pese a todo, fue un artista que logró superar la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española, para luego viajar a Estados Unidos y, finalmente, llegar a México, en 1942, donde pudo finalmente ser feliz y establecer su vida”.