Sansón Noé Andrade toma la llamada desde un reclusorio ubicado a las afueras de la ciudad de Los Ángeles, EU, donde cumple sentencia de cadena perpetua, para hablar de su “debut” en cine.

“Gracias por el interés”, dice este colimense de 34 años, antes de iniciar una conversación que, en varias ocasiones, será interrumpida por una grabación en inglés, advirtiendo que el número es monitoreado.

El entrevistado, con carácter de indocumentado, fue sentenciado en 2012 por los delitos de homicidio, intento de homicidio, uso de armas y participación en una pandilla criminal, luego de haber estado presente en un conflicto entre pandillas en el que estuvo involucrado su entonces cuñado, menor de edad.

En las tres semanas previas al fallo conoció y trató a Rodrigo Reyes (499), entonces un cineasta en ciernes, quien como una forma de ganarse la vida comenzó a trabajar como intérprete, y se lo habían asignado. Fue Reyes quien tuvo la misión de traducirle la decisión del juez. “Fue la última persona que miré antes de que me llevaran a la cárcel”, recuerda Sansón.

Semanas después recibió una invitación del propio Reyes —quien dijo haberse dado cuenta de la injusticia de la sentencia—, para hacer una película.