Esta cinta obtuvo el premio a mejor actor, para Renato Quattordio, en el Festival de Cine Latinoamericano de Huelva. También estuvo nominado en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. En la 25ª edición de LesGaiCineMad estuvo dentro de la Sección Panorama, optando al Premio del Público. Actualmente se encuentra en Netflix.
Nos vamos a la ciudad de Buenos Aires entre 2004 y 2005. Zabo, un joven de 16 años vive esa difícil etapa en la vida de cualquiera que es la adolescencia. Un complicado momento que en su caso se ve marcada por el suicidio de un amigo, toda la polvareda que levantó tras la tragedia en el local de conciertos Cromañón —con casi doscientos muertos— y su propia lucha por encontrar su lugar en el mundo. Yo, adolescente es el traslado a la gran pantalla del blog, y posteriormente libro, que publicó el propio Zabo.
La cinta está narrada por el propio Zabo a lo largo de las vivencias que va teniendo durante algo más de un año. Aunque no se menciona hasta muy el final, el tema principal con el que lidia el personaje interpretado pro Renato Quattordio es la depresión. Un mal que afecta a miles de personas en el mundo y que puede ser más grave de lo que pensamos en un adolescente. La falta de comunicación, la frustración, la propia naturaleza de esa etapa vital, convierten todo en un coctel del que no todos consiguen salir.
Importantísimo lo que Zabo y Lucas Santa Ana cuentan sobre el tema. Necesario que los más jóvenes escuchen hablar de este tema directamente. Igual que en un momento se menciona que el personaje principal no ha recibido educación sexual en el colegio, tampoco se habla de estos temas. Y todo lo que se convierte en tabú se vuelve peligroso, doloroso.
La edad de la adolescencia
Las primeras escenas son de un estilo que parece que se va a apoyar en recursos estilísticos como el dibujo, sobreponiéndose por encima de la imagen real. Lo que causa cierta curiosidad por ver qué papel va a jugar en la película, pronto se pierde a lo largo del filme, quedándose en una mera anécdota del principio de la cinta. Por lo que, el conflicto que se halla en su forma artística es que no hay un sello de identidad único, se entremezclan muchos estilos, que no terminan de confluir entre sí.
Además, se deja llevar por un montaje que no deja reposar el contenido, sino que mantiene un ritmo que llega a ser apabullante y no equilibra toda esa potencia. En consecuencia, parece una carrera a contrarreloj, donde realmente pasan muchas cosas, pero apenas causa efecto en el espectador. Aun así, la dirección de fotografía se luce en varias partes, donde coloca los elementos de una forma muy atractiva, lo que permite que se disfrute de lo que aparece en pantalla.
Es cierto que no ha utilizado el espacio ni hay una expresividad en la puesta en escena, pero sí goza de una cercanía de ese mundo adolescente que se narra. Por lo cual, escenifica el universo de los institutos, las fiestas y los conciertos. Es verdad que no innova, pero tampoco es un error que mantengan ese sabor a entretenimiento juvenil. Durante dos tercios de la cinta, se vuelve un film simpático, con sus fallos, como un uso del tiempo equivocado, pero que tampoco aburre. Sin embargo, el impacto que requiere al hablar sobre algo tan delicado y sensible, se le queda grande y pincha en las decisiones creativas que toma.
Yo, adolescente es una sencilla y necesaria película que toca con acierto el tema de la depresión entre los jóvenes sin caer en la condescendencia. Una cinta que transportará a muchos que fueron adolescentes a principios de los 2000 a su juventud. Es una historia adolescente contada desde el punto de vista adolescente. Algo que debería ser obvio, pero no lo suele ser.
Protagonista
Renato Quattordio da vida al mismísimo Zabo. El actor, desde las primeras secuencias muestra un espíritu vivaracho, con un uso del humor y la comedia muy efectivos. De igual forma, hay una frescura innata, que suple algunas carencias a falta de una madurez interpretativa más palpable. Aun así, es de los actores en los que se muestra más progreso y evolución en su arco dramático. Tampoco hay una explosión artística impresionante, pero, por lo menos, da verosimilitud a su papel.