Golpe letal a la 4T

El de este jueves fue un golpe letal al gobierno de la Cuarta Transformación: el hijo de “el Chapo” Guzmán demostró más fuerza mortífera, poder de actuación y estrategia logística que el gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Después sabremos quien dio la orden de realizar un operativo fallido y quien tomó la decisión final de liberarlo. La primera decisión pudo haber sido tomada por el titular de Seguridad Pública, Alfonso Durazo y la segunda pudo haber sido ordenada por el presidente. Por ahora, solo podemos hacer suposiciones.

Cada una de ellas tienen su propia interpretación porque ambas debieron haber sido decisiones torpes, mal calculadas y con estrategias malogradas.

Por eso, hubo un saldo sangriento de ocho personas muertas y el enorme costo político que estará pagando el gobierno de la 4T y el propio presidente, quien ha demostrado ser el que da la última palabra en decisiones importantes como esa.

Por lo pronto, Durazo es el principal destinatario de todos los reclamos, en razón a que él es el responsable de la seguridad pública a nivel nacional.

Después, atrás de él, está todo el gobierno de la 4T que se ha empecinado en dar difusión profusa de que todo lo anterior no sirve para nada y que sólo esta administración tiene las varitas mágicas para resolver todos los males de este país.

Ahora no fue el capo más peligroso a nivel mundial, “el Chapo”. Ahora fue su hijo, un muchacho de apenas 28 años de edad quien sometió al gobierno federal este jueves desde Culiacán, Sinaloa.

 El caos en Culiacán

El secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Cristóbal Castañeda, dio el siguiente reporte de daños: hubo enfrentamientos desde la media mañana del jueves y el cese al fuego se dio hasta las 9 de la noche, hubo 19 bloqueos de calles y avenidas con vehículos secuestrados e incendiados por los narcotraficantes.

Fueron registrados ocho muertos, 21 personas y 73 eventos violentos, entre ellos bloqueos, barricadas y disparos en distintas partes de Culiacán.

Fueron suspendidas las clases en todas las escuelas de todos los niveles de la capital sinaloense, la mayoría de los comercios cerró sus puertas, el aeropuerto suspendió operaciones de vuelos y el transporte de pasaje urbano también fue suspendido. Una ciudad paralizada y el gobierno federal rendido ante los pies del crimen organizado.

 Lecturas de los hechos

El gobierno de López Obrador fue humillado por los narcotraficantes; la Secretaría de Seguridad Pública y su titular Alfonso Durazo, como cabeza del sector seguridad, quedó exhibida como una dependencia incompetente.

Quedó demostrado asimismo que esa dependencia carece de estrategias, porque si las hubiera tenido, los grupos delincuenciales hubieran sido neutralizados porque el Estado tiene todas las corporaciones y materiales a su alcance –armamento y equipo de transporte terrestre, aéreo y marítimo-, así como la ley de su lado para imponer la autoridad en casos como el de este jueves.

Al haberlo liberado, López Obrador está corriendo el riesgo de convertir al hijo del “Chapo” en un héroe al que muchos jóvenes querrán festejar porque sus fotos se volvieron virales en redes sociales.

El gobierno de López Obrador confirmó, con los hechos referidos, que sus famosas mesas de seguridad madrugadoras no sirven para nada, porque si sirvieran, allí, en esa mesa, hubieran elaborado un plan estratégico que hubiera resultado más exitoso quizá que el endeble operativo llevado a cabo con resultados fallidos.

¿Será que ahora también el presidente le va a echar la culpa a los conservadores de todas las burlas y duros reclamos de millones de ciudadanos en redes sociales, en medios tradicionales y en las pláticas de café?

No puede valer más la detención de un delincuente que la vida de muchas personas civiles, justificó el presidente. ¿Y dónde quedó el peso del Estado Mexicano para neutralizar a los grupos delincuenciales y para garantizar la seguridad de los mexicanos? Quedó claro que no quisieron usar el poder del Estado o que no supieron usarlo.

Y, para cerrar con broche de oro, el abogado del “Chapo” agradeció al presidente la liberación del hijo de su apoderado.

¿Cómo está eso? ¿Así, de forma tan familiar, se llevan ya los delincuentes con la máxima autoridad federal?

 Las contradicciones

Las autoridades dijeron primero que la detención había sido producto de un patrullaje ordinario de las corporaciones policiacas.

Después corrigieron y dijeron que no, que no había sido así. Que las corporaciones iban a cumplimentar una orden de aprehensión en contra de Ovidio Guzmán.

Y esta última versión fue confirmada por el propio Secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, quien aseguró en forma clara que el operativo para detener a Ovidio Guzmán, hijo del “Chapo”, fue “precipitado” y mal “planeado”.

En una conferencia de prensa, el jefe castrense confirmó que la acción se realizó derivado de una orden de aprehensión, con fines de extradición, por parte de elementos de la policía ministerial de Sonora, quienes iban acompañados por elementos de la Guardia Nacional.

Textual: “Estos elementos, con tal de cumplir con esa orden, actuaron de manera precipitada y no avisaron a sus mandos superiores, por lo tanto, el gabinete de seguridad no fue advertido. Además, tampoco se calculó el tiempo en que llegaría orden del cateo por lo que, al permanecer por mucho tiempo afuera del domicilio, se desencadenó un enfrentamiento”, explicó en conferencia de prensa realizada en Culiacán, Sinaloa.

Alguien quiso mentir en un principio. El lunes próximo, el panorama va a estar más claro. Para entonces, ya nos habremos enterado de otras mentiras, de otras imprecisiones y, muy seguramente, sabremos quién cometió la torpeza o las torpezas del fallido operativo que ha dejado al gobierno de México en ridículo a nivel nacional e internacional.

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