Morena, partido desarticulado

Morena está pasando por un trance difícil. Ese Movimiento de Regeneración Nacional, creado por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, hace apenas unos años, está desarticulado, está siendo presa de las ambiciones de muchos de sus integrantes quienes no se han dado cuenta que están asfixiando, poco a poco, a la gallina de los huevos de oro.

Sin embargo, hoy tienen a un soporte muy fuerte en la popularidad de su progenitor quien, a pesar de los frecuentes y grandes errores que está cometiendo su administración, todavía registra altos índices de aceptación entre la población mexicana.

Los integrantes de ese partido están en proceso de elegir a su dirigente nacional –Yeidckol Polevnski, es sólo dirigente provisional- y sus principales actores están atacándose mutuamente como feroces hienas.

Si fuera sólo una observación en el terreno animal, no habría mucho problema, pero en política las apreciaciones cambian.

Los principales actores de Morena están comportándose en una forma totalmente opuesta a la de su creador, López Obrador: quienes buscan la dirigencia nacional de Morena están siendo totalmente antidemocráticos, autoritarios y ambiciosos en grado superlativo.

Mario Delgado, uno de sus aspirantes y además actual coordinador de los legisladores de Morena en la Cámara de Diputados, hizo fila en Iztacalco y justamente cuando ya le tocaba votar, la casilla fue cerrada y las elecciones suspendidas, en una clara intención de impedirle su sufragio.

El viernes pasado, el Comité Ejecutivo Nacional de Morena hizo una convocatoria a su militancia para cuidar la unidad interna del partido, y se declaró en estado de alerta para la realización de las asambleas distritales previstas para el reciente fin de semana.

Dos días después, el domingo, tuvieron que ser suspendidas las asambleas en seis estados por disturbios realizados por los mismos asistentes a esas reuniones.

En 16 entidades federativas, fueron suspendidas 27 asambleas de un total de 127 que estaban programadas.

En estas reuniones, los militantes de Morena elegirían a los delegados que los representarán para la renovación de la dirigencia nacional en el congreso a realizarse del 23 al 24 de noviembre.

Las principales causas por las que fueron suspendidas esas asambleas, fueron: conatos de violencia, presencia de hombres armados en algunos lugares, errores en el padrón, códigos QR duplicados para el ingreso de militantes y que estaban dejando pasar a simpatizantes solo con presentar su credencial de miembros del partido, sin revisar que sus nombres estuvieran registrados en el padrón.

Es decir, fueron múltiples irregularidades que están haciendo sucia y completamente antidemocrática la competencia interna de Morena.

El presidente López Obrador no se ha interesado mucho en ese proceso interno de su partido, tal vez porque él ya decidió que la elección del nuevo dirigente nacional de Morena se hará mediante una encuesta, de esas encuestas cuya metodología nunca se da a conocer. En fin.

La percepción es que los principales actores de ese partido están haciéndose pedazos unos contra otros.

 Desmantelan cacicazgos

El gobierno de la Cuarta Transformación está decidido a desarticular a los cacicazgos sindicales nacionales de México y, principalmente, a quienes han servido de grandes consorcios corporativos al tricolor.

La semana pasada, hubo una presión enorme contra el secretario general del sindicato de Petróleos Mexicanos (Pemex), Carlos Romero Deschamps, quien tuvo que renunciar al cargo después las autoridades filtraron que había denuncias en su contra por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.

El fin de semana, se dio a conocer que Carlos Aceves del Olmo, había renunciado como dirigente nacional de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), uno de los pilares corporativos más grandes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Casi al mismo tiempo, Arturo Zamora, renunció también a la dirigencia de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).

Y, por último, el Secretario General de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), Joel Ayala Almeida.

 De boca en boca

La caja de resonancia seguía siendo Culiacán y había todavía un amplio sector de la sociedad que desaprueba la actuación del gobierno federal en la detención y posterior liberación del hijo del Chapo Guzmán. El presidente López Obrador dijo que el titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval, está investigando quién o quiénes fueron los responsables del operativo fallido llevado a cabo el jueves para detener a Ovidio Guzmán. El dato fatal: trece muertos, el saldo final de varios enfrentamientos en Culiacán en un mismo día, el jueves*********Por otra parte, trascendió en redes sociales la molestia del general secretario de la Defensa Nacional por decisiones tomadas en el fallido operativo de Culiacán, debido a que las decisiones tomadas por el secretario de Seguridad Pública, Alfonzo Durazo, habrían desencadenado la detención y posterior devolución de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, en Culiacán, Sinaloa, el jueves pasado, lo que ocasionó una tremenda crisis al interior del gabinete de seguridad de México, a nivel nacional e internacional, por la señal de debilidad que dieron sus integrantes******Desafortunadamente, las malas noticias siguen. El 2019 ya es el año más violento del que se tenga registro en México. Según las estadísticas oficiales actualizadas a esta fecha, entre enero y septiembre se registraron 25 mil 890 víctimas de homicidio doloso, 2.4 por ciento mayor a la reportada en el mismo periodo de 2018. A todo eso, está sumándose la crisis nacional e internacional originada por las malas decisiones tomadas en Culiacán, Sinaloa, ampliamente comentadas.

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