Evo, el aprendiz de dictador
Tres temas recurrentes en la palestra política en la semana que hoy termina fueron los siguientes: que Andrés Manuel López Obrador mandó a traer a México al defenestrado presidente de Bolivia, Evo Morales, el proceso legislativo fraudulento mediante el cual Rosario Piedra fue nombrada presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y que los diputados federales de Morena –ellos son mayoría- no han podido sesionar en pleno para aprobar el presupuesto de egresos 2020 porque organizaciones campesinas de distintas partes del país mantienen bloqueados los accesos al Congreso de la Unión, desde hace varios días.
El primer punto, –el caso Bolivia-, mostró a un López Obrador obsesionado por proteger y darle asilo a un dictador que llegó al poder el 22 de enero de 2006 como un demócrata pero que, trece años después ahora en 2019, violentó la constitución tres veces para perpetuarse en el poder.
Cuando él ganó las primeras elecciones en 2005, la Constitución de Bolivia permitía la reelección del presidente por una sola vez, pero Evo Morales, ya encarrilado, usó el poder político presidencial que ostentaba para coaccionar a las instituciones electorales y judiciales, para modificar esa Carta Magna y permitirle a él mismo seguir reeligiéndose.
Además de eso, el mismo Evo se sometió en 2016 a una consulta popular –parecida a la revocación de mandato que plantea México- y la mayoría de los ciudadanos votantes –el 52%- le dijo a Evo Morales que NO debía buscar la reelección.
Evo hizo caso omiso. No tomó en cuenta esa decisión popular, volvió a manipular las leyes electorales y se postuló nuevamente como candidato a la presidencia de su país en octubre de 2019.
La noche de la elección iba perdiendo la elección y hubo una manipulación del conteo de votos, se cayó el sistema por varias horas, y, como por arte de magia, al día siguiente Evo ya iba ganando los comicios con un mínimo porcentaje, lo cual fue tomado por amplios sectores bolivianos como un fraude electoral y empezaron a salir a las calles a protestar.
En vez de hacer caso a esas protestas y decidir abandonar el proceso de elección que, por el mínimo porcentaje exigía una segunda vuelta, él se declaró ganador de los comicios y, entonces, las protestas callejeras se volvieron más virulentas con algunos choques con la policía que, ordenada por Evo, acudía a tratar de reprimirlas.
Cuando quiso bajarle los ánimos, convocó a nuevas elecciones, pero ya era demasiado tarde. Tres días después, el Ejército de su país le sugirió que renunciara y dos días después de eso tuvo que salir corriendo de su país y refugiarse en brazos de Marcelo Ebrard, canciller mexicano, encargado de la 4T para recibirlo en suelo mexicano.
La Constitución mexicana permite dar asilo a extranjeros víctimas de persecución política o de otro tipo. Ese no es problema. El problema es que Evo es visto en su país como un dictador y la 4T está tratándolo como un héroe que evidentemente no es.
Otro problema es que, con esa acción, López Obrador está dividiendo cada vez más a los mexicanos. Para cerrar con broche de oro, la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheimbaun, lo nombró visitante distinguido. Para reírse más de los mexicanos que están en desacuerdo con tratarlo como un héroe.
Evo renunció a su cargo con una sola sugerencia de las fuerzas armadas y huyó a México. Eso es indicativo de que es un aprendiz de dictador.
Rosario, una piedra en el zapato
Uno: Rosario Piedra fue impuesta por el presidente López Obrador como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a través de sus discípulos en el Senado.
Dos: encabezados por su coordinador Ricardo Monreal, los senadores de Morena realizaron una elección fraudulenta, evidenciada por la oposición. Algo que los morenistas nunca pudieron refutar. No hubo argumentos frente a un robo tan evidente y notorio.
Tres: la oposición pidió reposición del procedimiento legislativo de elección. Los morenistas dijeron primero que sí y luego en la marcha se retractaron.
Cuatro: la propia Rosario Piedra, firmó una carta de renuncia a consejera de Morena, un elemento fundamental que la hace inelegible para ese cargo. Por tanto, si éste fuera un país de leyes, ella jamás hubiera tomado protesta del cargo. Pero los legisladores de Morena ya le tomaron protesta del cargo y en el mismo Senado. Más cinismo no pudo haber.
Cinco: el propio López Obrador declaró en conferencia de prensa que admira a Rosario Piedra, que ella era idónea para el cargo porque es una luchadora social. Como si no hubiera más luchadores sociales en este país. Con esa declaración, Obrador confirmó que México tiene ahora a una presidenta “carnala” de la CNDH, algo que él criticó hasta el cansancio cuando era oposición.
El Congreso secuestrado
Al menos seis organizaciones campesinas iniciaron, desde el once de noviembre pasado, un bloqueo a los accesos de la Cámara de Diputados en demanda de aumento al presupuesto destinado al campo y no han dejado que los legisladores continúen con una sesión suspendida desde antes en la cual deben aprobar el Presupuesto de Egresos para 2020.
Las organizaciones que se manifiestan son el Frente Auténtico del Campo (FAC), la Central Independiene de Obreros y Campesinos (CIDAC), la Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas (CODUC), Productores del Campo en Sinaloa y más tarde se sumará el Movimiento Antorchista del Estado de México.
Están solicitando que sean etiquetados más recursos para el campo mexicano, pero el presidente López Obrador ya declaró –ordenó a sus diputados- que no habrá más dinero porque, según él, se lo roban los líderes campesinos.
Ayer quince vencía el plazo para dicha aprobación, pero la sesión del pleno se pasó para el próximo 20 de noviembre.
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