Los famosos “tendederos”

Los famosos “tendereros de acoso sexual” debieron ser sucesos más noticiosos en Chiapas en el transcurso de la semana que está terminando.

Sin embargo, la preocupación por la rápida expansión del coronavirus en el mundo y su potencial crecimiento en México ha ocupado los primeros sitios, mañana, tarde y noche, en toda la nación mexicana.

De todas formas, los tendederos llamaron la atención porque se trata de un novedoso mecanismo anónimo a través del cual las mujeres jóvenes, en la mayoría de los casos adolescentes, están denunciando presuntos acosos sexuales de parte de sus maestros.

Ha sido impresionante ver tantos nombres conocidos de catedráticos de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), de otras universidades también y de escuelas de educación media, que son señalados, “con tinta y papel”, de las diversas formas en que se dirigen a sus alumnas con insinuaciones eróticas o pretensiosas que a ellas las pone en situaciones muy incómodas.

Sobre todo, porque en medio de las insinuaciones va la a amenaza de quitarles calificaciones si no aceptan las peticiones de los profesores.

Hasta este momento, no hemos visto que actos de violación sexual se hayan concretado entre alumnas de las diversas instituciones educativas que han estado usando el referido método de denuncia.

Sin embargo, muchas provocaciones han sido directas hacia las muchachas quienes han de sufrir frente a una amenaza de la disminución de sus calificaciones escolares que, en la mayoría de los casos, seguramente sí han sido obtenidas con sus propios méritos.

El asunto debe atenderse con mucho cuidado. Las distintas versiones que uno oye narrar aquí o por allá nos dicen en forma clara que sí existen conductas de acoso de los profesores hacia sus alumnas.

De todas maneras, hay que tomar en cuenta que existe una delgada línea entre un acoso sexual real y alguno otro que podría ser inventado por alguien con el solo pretexto de que un maestro les caiga mal.

Los directivos de las instituciones educativas del nivel superior, medio superior y de secundaria deberían estar trabajando ya en buscar mecanismos para resolver las diferencias entre los maestros y sus alumnas. De lo contrario, fácilmente habrá una ruptura en la armonía que debe haber en una institución educativa.

Las autoridades educativas, las secretarías de Educación federal y estatales, debieron ya haber emitido algunas medidas de prevención a efecto de atender el tema.

Y deben ponerse a trabajar también en un proyecto de solución integral a dicha problemática que, de lo contrario, podría salirse de control.

Está bien que las jóvenes mujeres tengan una opción para denunciar las actitudes de sus maestros hacia ellas.

Un amigo mío veinteañero, que tiene varias hermanas con pocos años de diferencia con él, me contó recientemente que cuando ellos iban en la preparatoria había un maestro que siempre tenía la costumbre de ser muy cariñoso con ellas y que terminaba acariciándoles la espalda, situación que las ponía a ellas en situaciones muy incómodas. Que varias veces denunciaron a ese profesor con el director de la escuela y que éste nunca hizo nada al respecto.

Estamos hablando que eso sucedió hace ocho o diez años aproximadamente, lo cual es un indicativo que algunos o varios maestros han tenido la misma costumbre desde hace mucho tiempo, pero las alumnas no eran insistentes en sus denuncias por temor a e ser afectadas en sus calificaciones.

Algo bueno ha de salir de esas prácticas. Las autoridades educativas tendrán que ponerse las pilas.

Las autoridades deben ser muy estrictas, pero al mismo tiempo deben de ser imparciales.

Si hay hechos comprobados de acoso sexual de parte de los maestros, éstos deben ser castigados en forma severa y ejemplar a efecto de inhibir realmente esas conductas.

Pero también si alguna alumna o alumno cae en difamación sólo porque les caen mal sus maestros, los muchachos también deben ser evidenciados para prevenir y evitar que sucedan actos de venganza.

Grandes tareas tienen las autoridades educativas y deben empezar a la voz de ya.

El coronavirus

Me niego a creer que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador esté escondiendo información sobre los casos reales de personas contagiadas con coronavirus en México.

No hay forma de hacerlo. Las redes sociales no permiten esconder algo así. Habría terceros afectados: los familiares de los pacientes que ya hubieran denunciado el ocultamiento de información.

Por otra parte, el gobierno de la 4T sabe muy bien que sería una debacle de su credibilidad si llegara a mentir al pueblo en algo tan delicado como los contagios de coronavirus. Yo confío en que están siendo transparentes. El día que dejen de serlo, se va a notar. Se va a saber.

El tema del coronavirus ha estado de sobremesa durante toda la semana.

El contagio se ha expandido en forma impresionante hacia distintas partes del mundo y eso obligó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a emitir una declaratoria de pandemia mundial y a expresar su preocupación porque muchos jefes de estado y de gobierno no estaban haciendo nada o estaban haciendo muy poco para contener la expansión de la enfermedad y para proteger a sus ciudadanos. Rápidamente, varios gobernantes reaccionaron.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió una prohibición a la entrada de todos los vuelos procedentes de países europeos, excepto de Inglaterra. México suspendió la realización del Tianguis Turístico que habría de realizarse en breve en Mérida, Yucatán, y a cuyo acto iban a asistir representantes de más de 45 países. Colombia, España y otras naciones se declararon en emergencia. Vaya que sí causó impacto el llamado de la OMS.

Mientras tanto, el peso perdió mucho terreno frente al dólar y las bolsas financieras cayeron en forma estrepitosa causando pérdidas millonarias a algunas empresas y en grandes empresarios. Pero lo importante es salvar vidas.

alexmoguels@hotmail.com