Será un antes y un después

La liebre saltó donde menos se lo esperaban los miembros del gabinete de seguridad de México. En la colonia Lomas de Chapultepec, de la Ciudad de México, una de las zonas del país más caras y de mayor ingreso per cápita de sus habitantes.

Un atentado contra Omar García Harfuch, el jefe de la policía de la capital del país, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo y que en las recientes décadas ha mostrado una tremenda interacción de grupos de narcotraficantes debido a su alta concentración de población demandante de drogas.

Los criminales tal vez querían matar dos pájaros de un tiro: mandar un duro mensaje al gobierno federal de que no se metan con su organización y hacerlo en forma escandalosa. Esa área de ricos fue exactamente una caja de resonancia mediática perfecta para los atacantes.

Por sus características burguesas, esa colonia compite con Polanco, Bosques de las Lomas, Santa Fe, Condesa y Roma. Están caracterizadas por ser las colonias más deseadas para vivir en la Ciudad de México, abreviada CDMX, ahora en tiempos de izquierda, porque antes, hace apenas unos años, era Distrito Federal, ¿lo recuerdan?

Para conocer más detalles de esas áreas para vivir, solo hay que entrar en algunos portales de bienes, como: “propiedades.com” y podremos encontrarnos que, para vivir en una de esas colonias, es necesario tener un ingreso bruto de casi 600 mil pesos mensuales para poder adquirir un departamento cuyo costo, hasta el año pasado, era de alrededor de entre 20 y 25 millones de pesos.

Tal vez el ataque se hubiera perpetrado en cualquier otro lado de la ciudad si es que la única idea era aniquilar al alto jefe policiaco, pero ahora sí que a los criminales les “cayó como anillo al dedo” esa zona porque todo lo que ocurra allí, con esas características, ha de tener repercusiones mediáticas de grandes magnitudes.

Las investigaciones preliminares indican que el atentado fue organizado con cuatro células de siete personas cada una, que los participantes fueron contratados con tres semanas de anticipación y que ya habían escogido tres zonas para el ataque. Una: calle Monte Blanco y Avenida Paseo de la Reforma, en la colonia Lomas de Chapultepec en la alcaldía Miguel Hidalgo.

Dos: en el cruce de Hamburgo y Florencia en la colonia Juárez de la alcaldía Cuauhtémoc.

Y tres: en el cruce de las calles Monte Blanco y Explanada, colonia Lomas de Chapultepec. En este sitio fue el ataque.

En alguna de esas tres rutas pasaría el alto jefe policial para acudir a las reuniones diarias de seguridad sostenidas con la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum

Premeditación, alevosía y ventaja están claramente establecidas con esa primera hipótesis.

De acuerdo con medios internacionales, como la agencia Reuters, se trató de un ataque sin precedentes en la capital mexicana por su extrema violencia, el calibre de las armas utilizadas y por su ubicación, que es en una de las zonas más exclusivas de la ciudad.

Videos de casas aledañas al atentado indican que éste ocurrió alrededor de las 5:30 de la mañana de ayer viernes y que fue perpetrado por grupo de hombres fuertemente armados quienes iban a bordo de un camioncito de redilas de tres toneladas y una suburban blanca, las cuales le cerraron el paso. Sus ocupantes se bajaron de las unidades y empezaron a disparar contra el vehículo del García Harfuch. En el ataque murieron tres personas: dos guardias de seguridad del jefe policiaco y una mujer que accidentalmente iba pasando por el lugar en el momento de la balacera. La defensa del funcionario debió reaccionar en forma adecuada porque repelió el ataque y, además, detuvo a 12 presuntos implicados en la balacera.

Las características del grupo agresor quedaron marcadas por las características de sus armas: armas largas como un fusil Barret de calibre .50, uno de los más letales que pueden derribar un helicóptero y que son usados por los cárteles más sanguinarios, así como granadas de fragmentación.

El auto de García Harfuch quedó como una coladera por las varias decenas de disparos que dieron contra él.

El jefe de la policía agredido dio a conocer en un tuit que había recibido tres impactos de bala y varias esquirlas, que sus heridas no eran de gravedad y que había sido atacado por el cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). De todas formas, fue intervenido quirúrgicamente y, hasta ayer, estaba fuera de peligro.

Omar García Harfuch cuenta con 37 años de edad. Ha trabajado en la Agencia de Investigación Criminal de la ahora Fiscalía General de la República. Bajo su gestión fueron capturados narcotraficantes de primer nivel como Dámaso López, alias El Licenciado, uno de los líderes del cartel de Sinaloa. También fueron detenidos algunos de los operadores económicos más importantes del CJNG. Hoy, como titular de la policía de la CDMX, García Harfuch ha encabezado los operativos de captura de líderes de cárteles que operan en la capital como el de La Unión Tepito y el de la Anti Unión.

Se presume que ese pudo haber sido un motivo para querer quitarlo del camino y, por otro lado, enviar un mensaje al gobierno federal de que no se meta con los líderes y operaciones del CJNG. Las investigaciones habrán de confirmar o negar esas hipótesis.

Ese ataque va marcar el sexenio del presidente, Andrés Manuel López Obrador, como un antes y un después.

Hasta ahora, sus famosas reuniones de seguridad de las seis de la mañana han servido solo para mostrar gráficas sobre cómo se comportan los índices de criminalidad, pero nunca se ha visto que de esas mesas surjan acciones estratégicas y sus respectivos resultados indicativos de que los índices criminales vayan a la baja.

Ese hecho va a obligar al presidente a aceptar una estrategia que tenga visión, misión, objetivos y metas claras alcanzables para frenar la criminalidad a lo largo y ancho del país.

alexmoguels@hotmail.com