Intolerancia y homofobia

Sierra: ahora sí hay gobierno

¡A ver! ¡a ver! Durante la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, cientos, quizá miles de hombres, la mayoría heterosexuales, se visten de mujer, se colocan pelucas de mujer, se pintan el rostro a semejanza de una delicada fémina y participan de manera efusiva en esa que es la principal festividad tradicional de ese municipio chiapaneco. ¿Y les ofende una simple pintura que muestra a dos hombres parachicos besándose? Ja, ja, ja. Es para morirse de la risa.

Ocurrió, en recientes horas, algo calificado como la expresión más pura de la intolerancia y de homofobia.

El excandidato a la Presidencia Municipal de Chiapa de Corzo, Carmelo Martínez Sánchez, se tomó el tiempo suficiente para ir a comprarse una brocha, pintura blanca y después trasladarse hasta la calle Tonalá, en la colonia Xamaipak, de Tuxtla Gutiérrez, para borrar un mural que horas antes había sido pintado por el creador urbano, Tesk Tesk. Supongo que eso ocurrió en el contexto del Día de San Valentín.

El mural mostraba a dos hombres, vestidos de parachico, dándose un beso a discreción, digamos. Es decir, el beso no es explícito, porque la montera les cubre gran parte del rostro.

Bueno, pues eso molestó a ese tal Carmelo y fue a borrarlo, en un acto calificado de homofóbico y totalmente intolerante.

Un mural es considerado como una obra de arte que se aplica directamente sobre una pared o muro. Los murales pueden ser pinturas, mosaicos, cerámicas o esgrafiados y sus principales características son: una forma de expresión visual; pueden tener diferentes connotaciones; se pueden usar en publicidad, marketing o como arte urbano y pueden ser un medio de transmisión sociocultural. También expresan narrativas religiosas, históricas, políticas, contestatarias, patrióticas, feministas, sindicales o de amor.

El autor de esa pintura, dibujada en uno de los inmuebles capitalinos, señaló que el objetivo del mural era visibilizar el amor entre hombres y para eso “representó” a dos parachicos. Tan, tan.

Yo no le veo ningún atentado a las tradiciones chiapacorceñas.

Me quedaré con un post de mi apreciada amiga académica y periodista, Sandra de los Santos: “Carmelo siempre ha querido ser alguien en Chiapa de Corzo. Ha querido ser presidente municipal y no le alcanzó; ha querido ser Patrón de los Parachicos, pero no ha encontrado forma de serlo. Hoy por fin logró ser alguien: ser el homofóbico más conocido del pueblo”.

A ese tipo de personas, como Carmelo, hay que recordarle en qué siglo vive, enseñarle que es la tolerancia y qué significan las libertades individuales.

Mano firme de ERA en la Sierra

La región Sierra de Chiapas fue, la semana pasada, el principal foco de atención del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar.

Una de las acciones más contundentes, realizadas ahí, fue que autoridades policiales retiraron plumas y parapetos en varios puntos de la zona que eran utilizados por miembros de la delincuencia organizada como una forma de controlar el tránsito de vehículos y de personas. Es decir, de esa manera, ellos sabían quienes entraban y salían del área.

La policía dejó cuadrillas de vigilancia para resguardar la seguridad de los ciudadanos y para detener a todo aquel que se atreva a colocarlos de nuevo, en un claro atentado al libre tránsito y a la paz de los ciudadanos.

Al mismo tiempo y acompañado de los titulares de la fiscalía general del Estado, Jorge Luis Llaven Abarca, y de la Secretaría de Seguridad del Pueblo, Óscar Alberto Aparicio Avendaño, el mandatario chiapaneco visitó los municipios de Bellavista, Siltepec, Chicomuselo y Frontera Comalapa. Desde esa última localidad que estuvo dominada por el crimen organizado todo el sexenio pasado, Ramírez Aguilar encabezó la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz y Seguridad del Estado. En todos esos sitios, el gobernador reiteró que los habitantes de esas localidades no están solos, porque “ahora sí hay gobierno”.

Policías halcones

Ya solo eso nos faltaba. Que policías municipales, de una localidad como Tonalá, Chiapas, funcionaran como halcones. Es decir, en lugar que protegieran a los ciudadanos eran vigilantes al servicio del crimen organizado.

La Fiscalía General de Chiapas expuso que los uniformados no pudieron acreditar su condición de policías, pues no tenían credenciales ni documentos oficiales que los respaldaran.

Destacaron que a tres de los detenidos les encontraron armas de fuego sin registro oficial y dos son investigados porque en sus celulares hallaron mensajes en los que alertaban a grupos de la delincuencia organizada sobre presencia de retenes.

Por su parte, el Ministerio Público inició el proceso correspondiente de investigación y activó protocolos correspondientes para determinar la situación jurídica de los ahora aprehendidos.

Es preciso recordar que hace dos semanas, 87 policías municipales de Chiapa de Corzo, del mismo estado, también fueron detenidos con la sospecha de nexos con el narco, y algo similar sucedió antes en otros ocho municipios chiapanecos.

alexmoguels@hotmail.com