A continuación, comparto unas notas sobre el estatus de la situación en Gaza:
1. El punto de partida fue el plan de 20 puntos de Trump. Su fase inicial consistía en la liberación de todos los rehenes israelíes por parte de Hamás y la liberación de miles de presos palestinos por parte de Israel, el cese de todas las hostilidades y un repliegue parcial de las tropas israelíes. En fases posteriores, se contemplaba la transferencia del gobierno de Gaza a un cuerpo “apolítico” de tecnócratas palestinos, el desarme de Hamás, condiciones para la amnistía de sus miembros, y el establecimiento de cuerpos internacionales tanto para el control de la seguridad como para supervisar todo el proceso.
2. ¿Qué sí se ha logrado? Primero, además de la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, se alcanzó un cese al fuego que podría representar un cambio real de fase en el conflicto. Segundo, se permitió el ingreso de ayuda humanitaria a niveles considerables y cientos de miles de personas en Gaza han podido comenzar a regresar a sus localidades. Finalmente, se abre un camino plausible para empezar a hablar de negociaciones futuras sobre los temas de fondo. Para alcanzar lo anterior, Trump tuvo que aceptar y forzar el “sí, pero…” con el que Hamás respondió a su plan. En la práctica, esto significó reconocer que Hamás no aceptaba la totalidad de la propuesta, sino solo una parte.
3. Dicho eso, lo que era previsible terminó ocurriendo: Hamás no solo se negó y sigue negándose al desarme mientras no se establezca un Estado palestino, sino que además aprovechó el cese al fuego para reafirmar su control sobre la Franja. Así, de las metas expresadas por Netanyahu, se consigue la liberación de los rehenes, pero no la erradicación de Hamás o su desaparición de la Franja. El tema es que mientras existan milicias y células armadas tanto en Gaza como en Cisjordania, la presencia israelí en esos territorios es lo más previsible, lo que representa un enorme reto para la viabilidad de los demás puntos del plan de Trump.
4. Por otro lado, existen fuertes incentivos tanto políticos como militares para que Netanyahu reanude las hostilidades: prolongar su permanencia en el poder, recuperar apoyo interno y, de paso, evadir los tres procesos judiciales que enfrenta actualmente en Israel. Aun así, mientras Trump mantenga el nivel de involucramiento que ha mostrado, lo más probable es que siga conteniendo al primer ministro israelí.
5. Considerando todo, el escenario de una guerra total, similar a la de los últimos dos años, sigue siendo plausible, pero no el más probable. Podríamos también visualizar un escenario optimista, en el que los mediadores bajo presión de Trump, sí logren el desarme de Hamás y, con ello, el cumplimiento gradual del plan. Sin embargo, aunque ese desenlace no es imposible, tampoco parece hoy el más realista. Por tanto, un escenario más probable combina acuerdos parciales y cierta estabilidad relativa con focos persistentes de inestabilidad. En este contexto, Hamás podría entregar parte de su armamento —particularmente el ofensivo, como misiles y lanzadores—, pero no todo, y, por consiguiente, conservaría suficiente capacidad militar para mantener el control de zonas clave dentro de Gaza. Esto obligaría al ejército israelí a permanecer en la Franja y a continuar realizando bombardeos, ataques y operativos constantes contra Hamás y otras agrupaciones, similar a como lo hace en el Líbano desde hace meses.
Aun dentro de ese escenario intermedio, es previsible que Trump busque avanzar hacia las siguientes fases de su plan. Lo estaremos revisando.








