La charlotada de Onésimo

“Candidatura” bufa

Que siempre no

Episcopado lo desestimó

Aficionado a las corridas de toros e incluso empresario promotor de ellas, Onésimo Cepeda Silva jugó al engaño de “aceptar” por unas horas ser candidato a diputado local por uno de los distritos de Ecatepec, Estado de México, donde fue obispo durante casi diecisiete años.

El partido que lo acogería, y que quedó en evidencia de oportunismo fallido (pues anoche mismo se difundió la decisión del clérigo de declinar a la tentación partidista), es Fuerza por México, cuyo dirigente-propietario es Pedro Haces Barba, expriista converso al morenismo, sindicalista de viejo cuño ahora apoyado políticamente por el presidente López Obrador y ocupante durante unos meses de una senaduría desde la cual dijo: “Como senador seguiré defendiendo la fiesta brava, porque me considero antes taurino que político. Ya basta de ataques de gente ignorante que no conoce lo que es la fiesta brava” (https://bit.ly/2Q3H9be ).

La devoción a la tauromaquia es solamente uno de los apegos del clérigo Onésimo a lo mundano y sus presuntos placeres. Ha generado escándalo en muchas de sus facetas, sobre todo en cuanto a su relación licenciosa con los poderes político y económico del pasado reciente, es decir, en las etapas de lo que ahora llaman “prianismo”.

Ayer mismo, a la hora de ser presentado públicamente como aspirante a un asiento en el congreso mexiquense, el exbanquero y agente de bolsa, que el mes pasado cumplió 84 años, dijo que aceptó su postulación por amor a México y por estar “harto de tanto pendejo que gobierna y México se merece algo mejor”.

Amigo y elogiador constante de los priistas Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila, Cepeda se negó, porque no le dio su “gana”, a dar su opinión sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La manera genérica como se refirió al político tabasqueño hizo que el presidente nacional de Fuerza por México, Gerardo Islas, interviniera para aclarar que este partido “va” con AMLO. Cepeda también dijo: “Los políticos no deben robar mucho, desgraciadamente todos son ratas y todos roban algo, yo espero no robar nada” (https://bit.ly/2OoH5Cl ).

La faena mediática realizada ayer tenía un obstáculo evidente, que el historiador potosino Óscar G. Chávez expuso claramente en una entrevista realizada por internet (https://bit.ly/3mny9th ): la presunta candidatura contraviene la Constitución federal y los propios lineamientos del derecho canónico, pues aún cuando Onésimo Cepeda hubiese dejado de ser obispo a cargo de una diócesis, y haya pasado a la condición de emérito (es decir, según la RAE: alguien que “se ha jubilado y mantiene sus honores y alguna de sus funciones”), no habría cesado en su condición de sacerdote o presbítero.

El propio Papa Francisco habría llamado al emérito Cepeda, según aseguró este ayer mismo, para verificar la noticia de un obispo en retiro que buscaría ser diputado. Por su parte, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un comunicado en el que precisa que Cepeda “es miembro de la Conferencia Episcopal Mexicana, como obispo emérito de la Diócesis de Ecatepec, sin oficio eclesiástico actual, y como tal, está sujeto al Derecho Canónico vigente”.

En esencia, el comunicado episcopal (https://bit.ly/2R5Nh2Z ) cita los artículos de la legalidad católica que limitan o abiertamente prohíben, según el caso, la participación electoral o partidista de quienes tienen investidura de esta iglesia. Precisa la CEM que no hay constancia de que Cepeda “haya pedido ni recibido el permiso prescrito por las leyes canónicas”, que serán las instituciones del Estado las que den o no “validez y aprobación a su candidatura” y se deslinda “de todo acto político, que a título personal realice monseñor Cepeda”.

En el carnaval de candidaturas que están ofreciendo todos los partidos, ansiosos por hacerse de material de escándalo que provea ligerezas mediáticas y votos inconscientes, al partido de Pedro Haces le han cortado orejas y rabo con esta brevísima faena del obispo emérito que protagonizó una corrida bufa de novillos electorales. ¡Hasta mañana!