En semanas recientes se ha agudizado la asfixia financiera al Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Me perdonarán los lectores la licencia literaria en el título de este artículo. Explicaré el paralelismo, guardadas todas las distancias y proporciones.

El 18 de mayo cayó Mariúpol, una de las ciudades más castigadas por los bombardeos de las tropas rusas en Ucrania. Murieron en el asedio más de 20,000 civiles.

En condiciones de gran adversidad, continúa el rechazo de la población ucraniana a las tropas de ocupación rusas.

En el asalto al CIDE no hay pérdida de vidas humanas, pero sí estudios universitarios truncos y vidas profesionales amenazadas. No hay bombardeos, pero sí dieciocho meses de retención de pagos por trabajos devengados y productos entregados en proyectos con financiamiento externo. No hay un asedio físico, pero sí un desgaste cotidiano por el incumplimiento a estímulos contenidos en el contrato colectivo con el sindicato de académicos.

Se habla de autoridad legal, pero ni Conacyt ni el CIDE han dado a conocer públicamente el acta de la sesión del 28 de noviembre de 2021 en la que presuntamente se formalizó el nombramiento de José Antonio Romero Tellaeche como director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

En el Día del Maestro evocamos las palabras de Irene Vallejo: la educación es, más que ningún otro oficio, el territorio donde soñamos y creamos el futuro https://bit.ly/3sNHcbr. Pero al concluir el festejo, constatamos que la demolición continúa: se dio a conocer la remoción de la directora de la Maestría en Periodismo del CIDE, un programa comprometido con la deliberación de los asuntos públicos, que entiende el periodismo como herramienta de rendición de cuentas y fortalecimiento de dinámicas democráticas. El nombramiento de la nueva titular perfila que se quiere claudicar a estos compromisos.

La asfixia financiera no es porque falte dinero.

La administración anterior, que concluyó el 1 de agosto de 2021, dejó en la caja del CIDE $232 millones de pesos del Fideicomiso de Ciencia y Tecnología, con una hoja de ruta para diez años. Hoy, una dañina combinación de menor generación de ingresos y de congelamiento de los recursos de la institución por parte de Conacyt, tiene al CIDE cercano a la parálisis.

Para dar la apariencia de normalidad académica, el secretario Académico envió a la comunidad una felicitación: en el ranking “Mejores Universidades”, en sus categorías de Derecho, Economía y Relaciones Internacionales, nuestras licenciaturas quedaron en 2° lugar. https://bit.ly/3wuLKWB Y concluye el mensaje: continuaremos trabajando con la calidad y rigor que nos caracteriza. Lo que no dice es que esto se logró a pesar del congelamiento financiero y de la falta de pagos a profesores.

El CIDE forma parte de la administración pública federal. La resistencia cotidiana ha permitido mantener operaciones a pesar de los obstáculos que se interponen desde el propio CIDE y desde Conacyt. Exigimos a su titular la señora Buylla el retorno a la legalidad y a condiciones de operación adecuadas. No afecten más a nuestros estudiantes.

Como los ucranianos, continuamos en resistencia.

Aquí estamos, y no nos vamos.