Las Precipitaciones

Para ser “Mexicanos”

Para gobernar es necesario, sin duda, tener paciencia y la piel muy curtida para asimilar, sin irritarse, las opiniones en contrario. Esto, claro, cuando se vive bajo un régimen democrático y no sujetos al autoritarismo por el cual quienes ejercen el poder imponen su voluntad con cientos de matices disponibles. Por ejemplo, hablar de que se combate a la corrupción es muy redituable popularmente pero si no hay fondo lo expresado se convierte en reiteración de la demagogia y futuro cadalso para el farsante.

En los últimos tiempos se han dado decisiones desde arriba que, para infortunio de quienes apuestan, como este columnista, por la Cuarta Transformación -en el sentido de abolir al viejo sistema anquilosado-, no han sido congruentes con el propósito inicial de combatir la corrupción considerando que la ineficacia también es un síntoma palpable de ésta. Veamos:

1.- El empeño de construir una refinería en Dos Bocas, Tabasco, es tan irregular como la insistencia de llevar adelante el proyecto del nuevo aeropuerto citadino en Santa Lucía que parece más un obstáculo para las operaciones comerciales que un alivio para la saturación aérea en el Valle de México.

Incluso la SEMARNAT que depende del Ejecutivo federal ha expresado su rechazo a estas obras, la primera por los riesgos de la erosión por el oleaje y los sísmicos, además de las posibles inundaciones; y la segunda como consecuencia de una orografía que impediría la visibilidad de las grandes aeronaves que aterrizan sobre la capital del país; otra cosa son las maniobras militares. No nos confundamos.

2.- La determinación de cancelar, en La Laguna, el proyecto del Metrobús –con capital privado en buena parte-, a mano alzada, esto es con el consenso de unos cientos de incondicionales del presidente que acuden a sus mítines convencidos de sus bondades. Esta aplicación confronta el propósito democrático de tomar en cuenta a la mayoría, obviamente no representada por una reducida muestra de simpatizantes, desdeñada por el mandatario en funciones.

3.- El despliegue de la Guardia Nacional y el ejército tras la oscura negociación con el “anaranjado” señor Trump y el discurso del presidente López Obrador en el sentido de acoger a los inmigrantes y, en su caso, otorgarles la nacionalidad mexicana es muestra evidente de a quién sirve éste. Una contradicción abierta que los centroamericanos en fuga –incluyendo a los subversivos peligrosos-, tomaron como una invitación generosa de México; y, claro, rebasaron al ejército que custodiaba el linde del Suchiate sin el menor decoro para los mismos.

A estas alturas, cuando se cumplen casi dieciocho meses del mandato presidencial, debía entenderse que para gobernar NO bastan las “mañaneras”.

La Anécdota

Si para “ser mexicanos” la manera más sencilla es ser hondureño, salvadoreño, guatemalteco, cubano y hasta africano –se desconoce la ruta que se toma desde el continente negro hasta nuestro país-, al rato tendremos colonias de inmigrantes con subsidios federales mientras nuestros coterráneos son, cada vez, más maltratados en su odisea hacia el país de las “oportunidades”, cuando allá se les espera para pagarles menos por su condición clandestina y abaratar así sus producto fracturando los precios finales. La desigualdad también contraría el peso de la justicia democrática.

Hasta los funcionarios más avezados, como el secretario de Comunicaciones, Javier Jiménez Espiriú, ha caído en la trampa de oponerse a lo expresado por el presidente en torno a Santa Lucía para, horas después, asegurar lo contrario tras el enfado de su jefe. Si para esto sirve el gabinete, solo para bajar la cabeza, no puede decirse que se ha acotado al presidencialismo si bien la postura de la SEMARNAT es, por ahora, una perla perdida en el océano.

loretdemola.rafael@yahoo.com