¿Tregua o Purga?

Todo le Revienta

En el día de asueto cuando la pandemia cobró relieve después de haberle “caído como anillo al dedo”, para meditar creo, el presidente más cuestionado de los últimos tiempos –es lógico que así sea por la expectación levantada tras la apoteosis de su victoria en 2018-, pidió una tregua no se sabe a ciencia cierta a quién. ¿A los periodistas a los que tanto fustiga y persigue mientras aumenta el número de asesinatos contra nuestros colegas –tengo apuntados en la lista fúnebre a veinticuatro-? ¿A los empresarios que no son sus amigos, como el fustigado Claudio X. González culpable por ser de derecha y no creen en las mentiras del icono de la izquierda, les disculpa todo? ¿A la parte de la sociedad civil que despertó a claxonazos para rebelarse y exigir su renuncia?

Durante el fin de semana de mayo “florido”, fueron ejecutadas doscientas treinta y un personas en la República subrayándose con eso la tendencia violencia, hacia arriba como ninguna otra estadística oficial, y la amplia libertad de la que gozan... los criminales, desde narcotraficantes hasta secuestradores y bandas clandestinas. Y lo subrayo porque este es un tema vedado en las “mañaneras” y en los tantos informes trimestrales o por cualquier motivo –los primeros cien desastrosos días del mandato de la 4T fue la primera ocasión excepcional-, a lo largo de estos primeros años de gobierno. En cuanto a la pérdida de autoridad moral, Andrés Manuel ya corre más rápido que Peña Nieto en materia de repulsa ciudadana.

Precisamente, en los dos días finales de mayo de 2020, el sábado 30 y el domingo 31, en setenta ciudades de México –en algunas de Estados Unidos el clima incendiario racista no permitió las marchas de los automovilistas-, se escucharon sonar los cláxones de cientos, miles de vehículos en protesta contra las actuaciones de un régimen que parece encaminarse hacia la condena eterna por más que hacen sus incondicionales por minimizar el hecho con argumentos baladíes, insostenibles para una inteligencia media, aduciendo que el antiguo icono de la izquierda –hoy ni eso es considerando que los verdaderos socialistas están fuera de Morena-, llena plazas no con coches sino con pueblo.

Y sí... lo hacía y por ello es doblemente decepcionante su andar entre la sinuosidad de sus complicidades soterradas, por ejemplo, con empresarios de la talla de Ricardo Salinas Pliego quien le impulsó a abrir puertas en el pico más alto de la pandemia con tal de asegurar la asistencia de sus trabajadores a las empresas del grupo más correoso de cuantos podemos observar.

De allí la gran traición al pueblo de México, además con politiquería barata: como los gobernadores protestaron por el pésimo y falso manejo de las cifras de la pandemia entonces ordenó que fueran ellos quienes se ensuciaran las manos deslindándose de los rebotes ineludibles, más cuando dentro de muy poco los virus habrán de juntarse: el covid-19 y el de la influenza.

Mientras el mandatario que se cree invulnerable salió de gira por el sureste sin guardar las mínimas medidas sanitarias como el uso del cubre-bocas que en Yucatán es obligatorio salvo para él. En Cancún habló y habló de la epidemia escupiendo hacia los pobres convocados en actos rabiosamente demagógicos y armados por la urgencia de no caer más en el ánimo popular. Es lo único que le duele, de verdad, en medio del caos por él creado.

Ya es tiempo de hacer valer la soberanía popular que comenzó a expresarse el domingo pasado en las urnas. Solo el inicio del fin.

La Anécdota

De no ser por el periodismo crítico nadie había conocido que la empresa llevada a “estabilizar” las obras para la refinería de Dos Bocas, en Tabasco –debería sumar una lengua más, la de Andrés, Tres Bocas-, debido a que la base de la misma parece una nave flotante como se le señaló desde el principio mismo. No corrigió nada y ahora se recurrió a una compañía fundada cinco días antes de la adjudicación, Huerta Madre, con la mano de Rocío Nahle y la de su compadre Arturo Quintanilla quien, con la misma rapidez, ocultó su nombre para facilitar el desmentido de la funcionaria corrupta y protegida por su patrón.

Por si fuera poco, con la llegada de las lluvias del final de la primavera y el preámbulo del verano confinado, también fue necesario contratar a otra empresa para tratar de tapar las fisuras por donde se cuela el agua en el presunto aeropuerto de Santa Lucía. A ese paso, el Tren Maya y el Transístmico se descarrilarán antes de que comience la primera corrida... y no de toros precisamente.

loretdemola.rafael@yahoo.com