Ecos de Pandora

Lo que dijo AMLO

Ni con su lento hablar –cuando no lee-, se atrevió Andrés Manuel a enfrentar la información sobre la caja de Pandora o “Pandora Papers” que incluyeron a varios de sus más cercanos colaboradores y cómplices de su ya fallida 4T como lavadores de dinero excesivo –posiblemente derivado de corrientes sucias o de la contaminación de los desagües políticos-, a través de empresas offshore o fantasmas en las Islas Vírgenes Británicas o en Nueva Zelandia.

La lista no deja lugar a dudas: elementos de su propio gabinete están metidos hasta el cuello en el escándalo filtrado por más de seiscientos periodistas de diecisiete países –por lo general en donde de verdad se respeta la libre expresión-, en diarios de indiscutible prestigio como Le Monde, The Washington Post, La Nación, El País y otros más; en México uno dio la nota como principal, La Jornada, y otro la presentó más discretamente en primera plana, Reforma, cuando era evidente que no había nada más trascendente el lunes 4 de octubre pasado.

El caso es que los elementos cercanos a AMLO involucrados en el asunto son:

1.- Julio Scherer Ibarra –lamento citarlo por el respeto que me merece la memoria de su padre-, quien transfirió dos millones de dólares a las islas mencionadas, en donde el fisco no les da seguimiento, para crear una empresa con él como único socio y comprador de un espléndido edificio en Miami que, a su vez, vendió a una célula de privilegiados.

2.- Jorge Arganis Díaz Leal –ahora sabemos por qué nadie lo toca ni cuando se queja del desplazamiento de su Secretaría de Comunicaciones por parte de la SEDENA-, sustituto de otro pillastre, Javier Jiménez Espiriú, quien se retiró del gabinete cuando estaban a punto de desnudar sus turbios negocios. Arganis es propietario de Desbord Finance Limited, creada en Islas Vírgenes a través de un despacho panameño y socio además del corrupto Allen Stanford, detenido y sentenciado en USA a ¡110 años de cárcel! como consecuencia de un fraude que rebasa la imaginación.

3.- No podría faltar, claro, el hombre de confianza de AMLO, Manuel Barttlet Díaz, asesino, defraudador y comprador de inmuebles a través de su misma prestanombres, su pareja sentimental Julia Elena Abdala Lemus, poseedora de 10 mil acciones de una sociedad panameña de papel que no tiene oficinas ni, mucho menos, empleados. La CFE se queda en las tinieblas como ya habíamos adelantado.

Se incluyen también un multimillonario senador de MORENA, Armando Guadiana Tijerina, hermanos e hijos de exgobernadores y exsecretarios de Estado y, por supuesto, a varios de los empresarios cómplices de la administración federal en curso: el criminal Germán Larrea Mota-Velasco, el segundo hombre más rico del país, y María Asunción Aramburuzabala Larregui, la mujer más adinerada de México. Un estuche de monerías.

¿Dejará pasar las aguas negras el mandante-mandatario, hundiéndose en ellas para salvar a sus aliados? Nos tememos que sí por los pretextos usados por los funcionarios públicos involucrados, como Scherer: todo fue adquirido cuando aún no figuraban en el gobierno. El pretexto baladí contra la contundencia de las pruebas.

La Anécdota

En 2016, el entonces aspirante a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador –quien ya había sido dos veces candidato a la Primera Magistratura, en 2006 y 2912-, expresó lo siguiente sobre el escándalo llamado “Panamá Papers”:

--Yo respeto mucho lo del anonimato que se guarda en Suiza sobre los depósitos de los llamados paraísos fiscales pero estos no deben existir... debería establecerse que se conociera el origen del dinero y cómo se va de un país saqueado a un paraíso fiscal y no pasa nada y es normal; y hay países que viven de eso... eso es inmoral”.

¿Admitirá el falaz código de ética AMLO este antecedente para proceder contra los saqueadores-ladrones de su régimen descubiertos? ¿O callará para hundirse más en el lamentable trayecto de su historia?

loretdemola.rafael@yahoo.com